Queridos hermanos y queridas hermanas,
quienes hoy peregrinan hasta san Cayetano
y de toda la comunidad diocesana:
Les hago llegar mi saludo fraterno en este día de san Cayetano, que nos ve ponernos juntos en camino, unidos como pueblo creyente, llevando con nosotros el agradecimiento y el pedido de paz, pan y trabajo.
Hace algunos días tuve la gracia de encontrarme con personas, especialmente mujeres, que sostienen comedores y ollas populares en nuestros barrios, y con gratitud y reconocimiento, bendije sus manos. Ayer por la tarde celebré la Misa por la santificación del trabajo, junto a trabajadoras, trabajadores y algunos de sus representantes sindicales. Hoy estaré compartiendo la Eucaristía y la fiesta de fe en nuestro Santuario de san Cayetano en Lanús, pero quería también expresarle mi cercanía a todos los que peregrinan hacia las demás parroquias y capillas de la Diócesis.
El gesto de peregrinar es una expresión profunda de nuestra fe y de la vida misma. Se trata de ponernos en camino y de caminar junto con otros, incluso aquellos que no conocemos, pero con quienes nos reconocemos unidos como un mismo pueblo. En un mundo dominado por el individualismo, este gesto de caminar juntos va de algún modo a “contracorriente”. Sabemos que son tiempos difíciles para muchos: adultos, jóvenes y mayores. “Pan y trabajo” sintetizan la dolorosa situación de muchas familias de nuestros barrios y nuestra Patria. Nos duele ver un aumento en el número de personas que se acercan, con angustia, a los centros de Cáritas, porque no llegan a cubrir sus necesidades básicas de alimentos, de ropa o calzado para sus hijos, de medicación, de atención de la salud. Quienes participan de iniciativas solidarias que salen al encuentro de personas en situación de calle (“noche de la caridad”, “noche de la misericordia”, “olla de la caridad”), son testigos de cómo ha crecido esta lacerante realidad. Y somos testigos de cómo cada día más jóvenes y adolescentes son expuestos a peligros que amenazan su futuro, e incluso su integridad física y su vida.
Animados por la fe, elegimos no pasar indiferentes ni bajar los brazos, sino caminar juntos, peregrinar con otros, caminar como pueblo. Espero que este gesto se extienda a todo lo que hacemos y vivimos día tras día, desde lo más pequeño hasta lo más grande, desde lo más cotidiano y cercano hasta el horizonte más amplio de la Patria, que nos incluye a todos y nos compromete a todos. Que este gesto de caminar juntos se multiplique en acciones capaces de acercar alivio, solidaridad y esperanza a tantos que lo necesitan.
En este día, quiero también dirigir una palabra en particular a todas las comunidades de nuestra diócesis. Hoy, nuestro pueblo peregrina hacia muchos “santuarios” de san Cayetano: grandes santuarios como los de Lanús o Liniers; pequeños como las parroquias y capillas de nuestros barrios; y también esos “santuarios” más cotidianos, como los altarcitos familiares, las ermitas de nuestras calles, o la estampita que llevamos entre nuestras pertenencias al salir de casa. En medio de este pueblo peregrino y creyente, seamos “peregrinos de esperanza”.
Es el lema que el Papa Francisco eligió para el Jubileo del año 2025, y que ya desde ahora puede iluminar nuestro modo de estar presentes y de testimoniar el Evangelio en nuestra sociedad. En un mundo donde tantas puertas se cierran y la indiferencia se extiende, nosotros abramos las puertas para recibir, para estar disponibles, para escuchar, para consolar, para decir una palabra de aliento o dar una mano a quien lo necesita. Elijamos de nuevo peregrinar como pueblo, elijamos ser humildes servidores de su esperanza.
Como nos dice el Papa Francisco en su bula de convocatoria al Jubileo de 2025, recordando el espíritu que anima todo jubileo desde los tiempos bíblicos:
En el Año jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria. (…) Que la comunidad cristiana esté siempre dispuesta a defender el derecho de los más débiles. Que generosamente abra de par en par sus acogedoras puertas, para que a nadie le falte nunca la esperanza de una vida mejor.[*]
Me uno a ustedes en esta peregrinación de hoy y de cada día.
Reciban mi saludo fraterno y mi bendición de pastor.
Padre Obispo Maxi Margni, obispo de Avellaneda-Lanús
Avellaneda, 7 de agosto de 2024, memoria de san Cayetano.
Nota:
[*] Francisco, Bula Spes non confundit de convocación del Jubileo Ordinario del año 2025, 9 de mayo de 2024, 10 y 13. Adjunto a este mensaje algunos párrafos de la Bula, que podrían servir como impulso para la reflexión, el diálogo y la oración en las comunidades.