Sábado 28 de septiembre de 2024

Documentos


La Patria es un don que estamos llamados a cuidar y perfeccionar

Homilía de monseñor Ignacio Medina, obispo de Río Gallegos, durante la oración en acción de gracias por el 214° de la Revolución de Mayo (Catedral Nuestra Señora de Luján, 25 de mayo de 2024)

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Día de la Patria!

“Señor de la Historia, te necesitamos”

Los hombres y mujeres de Mayo tenían también esta clara conciencia, por eso dispusiéronse a rezar el Te Deum en acción de gracias por los nuevos tiempos que comenzaban. Nuestra Patria se presenta como un don, que es confiado a cada uno de nosotros, a cada habitante de este bendito país, pero es don que estamos llamados a cuidar y a perfeccionar.

La misión que tenemos es la de hacer una patria más justa y fraterna, por eso debe surgir en nosotros la conciencia viva de trabajar por el bien común. El Evangelio que hemos proclamado, este Evangelio de Juan, en su capítulo 13, nos ayuda una vez más a dimensionar lo que significa el servicio para el Señor Jesús, sus palabras, sus milagros, su amistad, su llamada a la conversión, su defensa de la verdadera vida humana, su simplicidad, su humildad, su muerte. Toda su vida es vida de comunión con los hombres, de servicio.

“Habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo los amo hasta el extremo”. Sólo una madre o un esclavo hubiera podido hacer lo que Jesús hizo aquella noche. La madre de sus hijos pequeños y nadie más. El esclavo lo haría por obediencia. No se trata de grandezas ni de veleidades.

El servicio es mi inclinación ante la necesidad del otro. Arrodillado frente al prójimo descubro su carencia. Lo descubro como mi hermano. Descubro su rostro. Podemos decir que la Patria es el rostro del hermano.

Desde la disposición al servicio, sacudidos hoy por distintas situaciones que vive nuestro país, queremos sacar de nosotros, haciendo un esfuerzo individual y comunitario, lo que el Señor Jesús nos invita a abandonar: los territorios del servilismo, para pasar a la servicialidad, lugar del bien común. Pasar de la hostilidad a la hospitalidad. Buscar con profundidad, como nos invita el Papa Francisco, a la cultura del encuentro, como fue en el comienzo el deseo de nuestros próceres. Vivir la diversidad dentro de la unidad, poniendo nuestros dones, talentos y esfuerzos, sin importar su origen.

Como los hombres y mujeres de aquel entonces, queremos tener la sensatez que estos tiempos requieren para construir la casa común, sobre cimientos sólidos que construyan la dignidad de cada habitante de nuestra nación.

Hoy nuestra Patria espera acuerdos que plasmen y sirvan de hoja de ruta hacia el país que queremos ser. El servicio nos invita a madurar y crear una nueva dinámica social, la de la comunión en las diferencias. Y esto nos regala nuevos frutos que son la justicia y la paz. Se nos invita a encender la brasa cálida de la esperanza que es individual, familiar, social y como nación.

Pedimos en este día a Nuestra Señora de Luján por todos aquellos que necesitan de nuestra oración. Pero especialmente ponemos en sus manos la construcción de una Patria de hermanos. Que así sea.

Mons. Ignacio Medina, obispo de Río Gallegos