Queridos hermanos, queridos sacerdotes:
El 2024 ES UN AÑO PARA ESCUCHAR, para re-aprender a escuchar. QUE BUENO DEJAR RESONAR EN EL CORAZÓN: “El Señor me ha ungido. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres y a darles el óleo de la alegría”.
Que el Espíritu de la gracia y la paz nos permita conocer a Jesús, seguir a Jesús, amarlo y hacerlo amar. Esta es la oración colecta de esta Eucaristía: “Dios nuestro, que al ungir con el Espíritu Santo a tu Hijo unigénito lo hiciste Señor y Mesías, concede bondadosamente a quienes participamos de su misma consagración, ser ante el mundo testigos de la Redención”.
Me parece compartirlo como una propuesta para nosotros para esta semana santa: ROMANOS, Capítulo 12:
“1 Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia (POR ESTE CARIÑO DE DIOS) de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. 2 No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente (transfigúrense) renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
3 En virtud de la gracia que me fue dada, le digo a cada uno de ustedes: no se estimen más de lo que conviene; pero tengan por ustedes una estima razonable, según la medida de la fe que Dios repartió a cada uno. 4 Porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros con diversas funciones, 5 también todos nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a cada uno, somos miembros los unos de los otros. 6 Conforme a la gracia que Dios nos ha dado, todos tenemos aptitudes diferentes. El que tiene el don de la profecía, que lo ejerza según la medida de la fe. 7 El que tiene el don del ministerio, que sirva. El que tiene el don de enseñar, que enseñe. 8 El que tiene el don de exhortación, que exhorte. El que comparte sus bienes, que dé con sencillez. El que preside la comunidad, que lo haga con solicitud. El que practica misericordia, que lo haga con alegría.
9 Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien. 10 Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos. 11 Con solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor. 12 Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración. 13 Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente la hospitalidad.
14 Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no maldigan nunca. 15 Alégrense con los que están alegres, y lloren con los que lloran. 16 Vivan en armonía unos con otros, no quieran sobresalir, pónganse a la altura de los más humildes. No presuman de sabios. 17 No devuelvan a nadie mal por mal. Procuren hacer el bien delante de todos los hombres. 18 En cuanto dependa de ustedes, traten de vivir en paz con todos. 19 Queridos míos, no hagan justicia por sus propias manos, antes bien, den lugar a la ira de Dios. Porque está escrito: Yo castigaré. Yo daré la retribución, dice el Señor. 20 Y en otra parte está escrito: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Haciendo esto, amontonarás carbones encendidos sobre su cabeza. 21 No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal, haciendo el bien.”
Un venerable cura italiano (Don Tonino Bello) hacía notar que “la cuaresma va de la cabeza a los pies”, de la imposición de las cenizas al lavatorio de los pies. Que este camino pase por el corazón y renueve nuestra conciencia de hijos amados, de servidores de una Iglesia Sacramento del servicio que no saca el delantal que el Maestro se puso en la última cena. Agradecido de todo el testimonio de su entrega generosa les deseo que esta celebración y las de Semana Santa los renueven en la alegría.
Que Brochero, y Mama Antula, que escucharon los clamores y el llamado a trabajar en la viña, junto a María de Guadalupe y San José, nos sostengan en el aprendizaje de la escucha y la sinodalidad, de la humildad y la caridad. Así Sea.
Mons. Pedro Torres, obispo de Rafaela