A los 184 años de su nacimiento celebramos a San José Gabriel del Rosario Brochero
Confiesa la fe de la Iglesia, que somos todos nosotros, que Jesús a través de santos pastores, sigue siendo el único Pastor de su pueblo.
Hoy festejamos porque al Santo Cura Brochero Jesús le confió el pastoreo de una porción de su Iglesia en la Argentina. No le tocó una Argentina más fácil que a nosotros, aquí en las sierras de Córdoba en la segunda mitad del siglo XIX
Festejamos a Brochero que supo acompañar como Pastor la fe de los serranos. Enseña San Pablo que uno es el que riega, otro el que planta; pero es Dios el que da el crecimiento. Brochero plantó y regó y supo esperar el crecimiento; eso es acompañar
Pasaríamos largos ratos contando cosas lindas de Brochero. Historia hermosas de antes y de ahora. (los gauchos y las paisanas, los políticos, los policías miembros de la fuerza de seguridad, los maestros, las religiosas, los curas….) Pero digamos hoy con alegría y consuelo, sintetizando lo mucho que decimos y escuchamos: Brochero es un santo
La pregunta que surge ahí nomás es: qué tipo de santidad encarnó el Cura Brochero. Eso lo sabe mejor que nadie la gente del lugar. La santidad de un Cura Gaucho
La fe había sido regalada por Dios en el bautismo a sus bisabuelos y tatarabuelos. Ellos la habían mantenido en medio de la pobreza, las penurias, las contradicciones y los propios pecados
Y Brochero fue un verdadero peón, un trabajador, un arriero por estos campos de Dios. Dios es el dueño de los campos y espera obreros para la cosecha.
¿Cómo lo hizo el Cura Brochero?
Y Brochero creció con su gente, porque se hizo como ellos, se encarnó en su cultura. Creció como pastor con su gente: “me he hecho tan como ellos que no le puedo asegurar no haber usado esas palabras”, responde a la autoridad que le llama la atención, porque algunos lo habían acusado de hablar mal
Digamos entonces: encarnó un modelo de santidad criollo y serrano que hoy embellece la santidad de la Iglesia toda
Este estilo de santidad necesita nuevos protagonistas, mujeres y hombres brocherianos hasta los huesos, hasta la médula.
¿Quién se anota? ¿Nos anotamos? ¡Gracias por venir!
Mons. Hugo Ricardo Araya, obispo de Cruz del Eje