Querida comunidad diocesana:
En pocas semanas más, comenzaré la visita pastoral a las parroquias de nuestra Diócesis, que les había anunciado en la carta de Pentecostés el año pasado[1]. Les escribo hoy, en este domingo de la fiesta del Bautismo del Señor, para pedirles que acompañen la visita con su oración.
¿Qué es la visita pastoral? Es el encuentro del obispo con las comunidades locales; un momento de fraternidad y comunión, que le permite dialogar más serenamente y en profundidad con miembros de la comunidad y sus responsables pastorales; es un tiempo de discernimiento y de renovación, en el que juntos buscaremos escuchar las llamadas del Espíritu para seguir madurando como comunidades que buscan vivir y anunciar hoy la Buena Noticia.
Mirada de este modo, la visita pastoral es algo más que un simple “paso” del obispo por la parroquia y, ciertamente, algo muy distinto a un “examen” o una “supervisión” de actividades. Es un tiempo de gracia, que fortalece nuestra comunión como Iglesia diocesana y reaviva nuestra común misión de vivir, celebrar y testimoniar el Evangelio entre los hombres y las mujeres de nuestro tiempo. Con razón, entonces, el Directorio para el ministerio pastoral de los obispos (el documento que guía nuestra acción pastoral) afirma que la visita pastoral es una acción apostólica que el obispo debe cumplir animado por la caridad pastoral y, para las comunidades que la reciben, un acontecimiento de gracia[2].
La visita que comienzo este año tiene un horizonte bien definido, el mismo propuesto en las orientaciones pastorales para el próximo trienio: revitalizar y fortalecer las comunidades parroquiales. Para concretar este propósito estaremos atentos a aquellos mismos tres acentos que les indicaba en la carta de Pentecostés: la centralidad del Evangelio y de su anuncio, la cercanía misericordiosa con los pobres y quienes sufren, y la conversión sinodal de nuestras expresiones comunitarias. Con responsabilidad en la misión de pastor que se me encomienda, voy a ustedes para animarlos, acompañarlos y guiarlos en este camino.
En cada comunidad que visite, permaneceré algunos días para encontrarme, ante todo, con los sacerdotes, los diáconos y los dos organismos parroquiales que participan del discernimiento pastoral (consejos o juntas parroquiales, u otros semejantes) y la gestión de los bienes y recursos comunitarios (consejos de asuntos económicos). En algún momento espero también encontrarme, en particular, con las y los jóvenes de la parroquia, para escuchar sus inquietudes y esperanzas y alentarlos en su camino de fe. Y, naturalmente, un momento central de la visita será la celebración eucarística, en la que tendré ocasión de encontrarnos con todos.
Serán días intensos. Nos sostiene la certeza de que nos acompaña el buen Pastor que prometió estar con nosotros hasta el fin de los tiempos (Mt 28, 20) y nos aseguró que su Espíritu estaría siempre a nuestro lado (Jn 14, 16). Por eso les pido que también ustedes me acompañen con su oración en esta tarea que emprendo con alegría y con confianza:
Ven, Espíritu Santo,
anima el camino de nuestra Iglesia diocesana,
acompaña la visita pastoral del Padre Obispo Maxi
y reaviva con tus dones a nuestras comunidades.A la escucha de tus llamadas y con tu gracia,
queremos ser comunidades vivas, abiertas, en camino:
comunidades que celebran y anuncian la alegría del Evangelio,
que están cerca de los pobres y de quienes sufren,
que buscan crecer en comunión y participación
para la misión que nos confías.¡Ven, Espíritu Santo!
Muéstranos el camino,
guía nuestros pasos,
alienta nuestra esperanza.
Reciban mi saludo fraterno y mi bendición.
Padre obispos Maxi Margni, obispo de Avellaneda-Lanús
Avellaneda, 7 de enero de 2024, fiesta del Bautismo del Señor.
Notas:
[1]Orientaciones pastorales para nuestra Iglesia en camino, 28 de mayo de 2023, disponible en: https://avellanedalanus.org.ar/orientaciones-pastorales-pentecostes-2023/
[2] Congr. para los obispos, Directorio para el ministerio pastoral de los obispos «Apostolorum succesores», 22 de febrero de 2004, 220.