Domingo 28 de abril de 2024

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Solemnidad de San Roque

Homilía de monseñor Hugo Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña, en la solemnidad de San Roque (16 de agosto de 2023)

San Roque, nuestro Santo Patrono, vivió a principios del Siglo XIV. Su familia estaba bien económicamente, su papá era el Gobernador de la ciudad.

A los 20 años quedó huérfano. ¿Cuál sería la reacción de tantos muchachos en un momento tan duro y con bastante plata? Roque decidió vender todo y repartirlo a los pobres, habría muchos a su alrededor. Decidió también peregrinar a Roma, lo hacía en aquella época para rezar ante las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo y de tantos mártires.

Es evidente que Roque tenía un trato profundo y sintonía con Dios, rezaba. Cuando rezamos, cuando meditamos el Evangelio, Dios actúa en nosotros, y hace que algunos pasajes nos afecten más, eso suele ser la voz de Dios que nos habla. A Roque le llegarían un montón las llamadas de Cristo a la misericordia con los demás, tal vez la del Buen Samaritano, aquel hombre que vio a un herido junto al camino, se detuvo, lo atendió, lo llevó a un lugar para que lo cuiden y hasta pagó por adelantado los posibles gastos

Tal vez Roque, al ver a tantos necesitados en su ciudad, sintió la necesidad de darles todos sus bienes, ya conseguiría él mismo como sostenerse en la vida. Pero Dios quería más de él: al peregrinar a Roma se encontró con una terrible epidemia, con una peste que azotó a Europa y murió muchísima gente.

¿Qué hizo Roque al ver ese panorama aterrador? En vez de volverse rápido o esconderse, se dedicó a atender a los enfermos, moribundos, a sepultar muertos ya que la gente no lo hacía por miedo al contagio. Les hacía la señal de la cruz en la frente, algunos enfermos sanaban. Roque se contagió y, como no quería contagiar a otros, se fue solo al campo.

Roque hizo de buen samaritano, fue misericordioso, se ocupó de los demás sin pensar en sí mismo. ¿De dónde le vino a Roque el impulso interior de hacer lo que hizo? Tenía un trato muy íntimo con Dios, y como Dios es infinitamente misericordioso, Roque ejercitaba continuamente la misericordia, ocupándose de pobres, enfermos, necesitados.

En la JMJ 2023 el Papa Francisco alentó a ocuparnos de los demás; no saldrá si no tratamos a Dios. Un corazón sin Dios es egoísta; no sabe salir de sí mismo, sólo piensa en sus necesidades, en sus gustos. Pongo un ejemplo un poco tonto: alguien dice, ‘me duele la cabeza’, y quien lo escucha contesta: ‘vos sabés que ayer me pasó lo mismo’; y se acabó la conversación; no se le ocurrió buscarle un analgésico, y menos aún preguntarle después si se le pasó el dolor: no se involucró en el problema del otro.

El Papa decía que el amor abstracto no existe. Abstracto: ideal, está en la cabeza, en los sentimientos, pero no en hecho concretos. Amar es ser misericordioso con todos, ocuparnos de sus necesidades espirituales y materiales, no en abstracto, sino en concreto; lo dice Cristo: tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, andaba pergrino y me diste alojamiento, conviene reflexionar sobre Mt 25, 14 ss.

¿Cuáles pueden ser las necesidades espirituales?: que ninguno sufra a nuestro alrededor, que ninguno sienta soledad, la crueldad de la indiferencia. Hacer sufrir a alguien es una falta de misericordia, y no digamos si es un niño, un adolescente, que en vez de encontrar paz, cariño, ayudarlo a crecer afectivamente sano, encuentra tensiones en la casa, peleas que le generan angustia, inseguridad, y no digamos si alguien los lleva por mal camino.

En la JNJ una mujer joven dio un testimonio durísimo: su niñez y adolescencia fueron durísimas y la llevaron a una fuerte rebeldía, estaba lejos de la fe; convivía con un muchacho, quedó embarazada y practicó el aborto; esto la llevó a una profunda depresión; encontró al buen samaritano, una amiga católica que la escuchó, la acompaño, la invitó con su pareja a unas charlas, con el tiempo a un retiro; se acercaron a Dios, se casaron vivían la fe y; Dios la bendijo con una hija; impresionante verlos a los tres y el millón y medio aplaudiendo. ¿En quién se apoyó Dios para que ordene su vida y se acerque a la fe?: en una mujer que hizo de samaritano.

Misericordia es acompañar enfermos, ancianos, gente sola. Darles cariño, seguridad, cuesta. Misericordia es amar hasta el perdón, como hace Dios con nosotros.

Vivamos la misericordia con tantos que sufren por situaciones familiares difíciles, por falta de plata, de trabajo, de salud personal y o de un ser querido. Tal vez no podamos conseguirle trabajo o sanar su salud, pero sí podremos rezar con ellos y por ellos para que lleguen los milagros, podremos acompañar, dar ánimos, paz.

Son muchas las necesidades espirituales y materiales que tocamos a nuestro alrededor. Siempre podremos hacer algo, y rezar es un modo concreto de involucrarse y no es poco, pero busquemos movilizarnos, lo dice el Papa. Pidamos a San Roque un corazón bien misericordioso, y que se note en la familia, en el lugar de trabajo, entre amigos, en el barrio, ojos para descubrir lo que necesitan, saber detenernos, e inclinarnos para ayudar. Que así sea.

Mons. Hugo Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña