"Demos gracias al señor porque es bueno, porque es eterno su Amor"
Esto lo escribí en las tarjetas cuando fui ordenado sacerdote, y en noviembre del año pasado la cumplir 25 años de ordenado pedía ayuda para dar gracias al Señor por tanta Gracia derramada en estos años. Y hoy pido ayuda de nuevo, porque es tan grande su Misericordia. Le doy gracias a Dios, Padre Bueno, a quien empecé a descubrir en la belleza y la inmensidad de la Creación. Le doy gracias al Señor Jesús, que por su Encarnación se ha hecho visible y palpable. Le doy a Dios, Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, por vivir en la Iglesia.
Le doy gracias por la primera iglesia donde lo conocí. En esa iglesia éramos nada mas que 10: papá, mamá y los 8 hermanos. (Me gustaría abrazar a todos y a cada uno pero se haría un poco largo:) En la persona de mi madre quiero agradecer y abrazar a tantas madres y padres, tantísimas familias que, dentro de sus límites, nos permiten experimentar el Amor.
Le doy gracias al Señor por la segunda iglesia en donde lo seguí descubriendo. Acá éramos 9: la comunidad Raider del grupo Scout de la parroquia San Martín de Tours. En la persona de un amigo desde aquella época quiero abrazar a tantos hermanos que a lo largo del camino me ampliaron el horizonte y mi capacidad de creer, amar y servir.
Le doy al Señor por haberme encontrado con su presencia viva en la comunidad orante del Monasterio de los Toldos. En la persona del P. Pedro Alurralde quiero abrazar a todos los sacerdotes, contemplativos y contemplativas, que con paciencia y entrega acompañaron mi búsqueda.
Le doy gracias al Señor por descubrirlo vivo en los distintos grupos, movimientos y comunidades por donde fui pasando: En la parroquia Resurrección del Señor donde fui dirigente, seminarista y luego párroco. en la Pastoral Universitaria en el Seminario en las parroquias donde pasé como seminarista Santa Rosa, San Ramón, como diácono en San Pedro Apóstol, como sacerdote en la Inmaculada Concepción de Belgrano, San Pablo Apóstol, Sagrada Eucaristía, San Isidro Labrador y en Sofía, del último grupo misionero donde participé (el mes pasado) agradezco y abrazo a todos los que me acompañaron en estos años a transmitir la alegría del Evangelio.
Después de recibir la designación como obispo auxiliar de Buenos Aires fui a rezar al Carmelo y las hermanas cantaron una canción que decía: "si me amas más que estos, apacienta mis corderos". Y yo le decía al Señor: yo no te amo más que estos; porque hay tantos curas que admiro tanto por sus cualidades, su santidad, etc. Y si no fuera por la fraternidad de los curas yo no hubiera perseverado en el ministerio. Por eso en el P. Daniel Caballero de la Fraternidad de Foucauld, (que vino desde Mendoza) quiero agradecer a todos mis hermanos sacerdotes que me sostuvieron con su oración, comprensión y fraternidad.
Le doy muchas gracias al Señor por su ternura manifestada a través de su madre la Virgen María y transmitida por su pueblo santo. Vamos a encomendarnos todos a su cuidado maternal rezando la oración que está al final de cancionero Como a Juan Diego, ella nos dice: "Escucha ponlo en tu corazón, ¿no estoy aquí yo que soy tu madre? ¿no estás bajo mi sombra y resguardo? ¿no soy yo la fuente de tu alegría? ¿no estás en el hueco de mi manto en el cruce de mis brazos? ¿tienes necesidad de alguna otra cosa? Y nosotros te pedimos: Virgencita de Guadalupe. En tu rostro moreno está la fuerza de Dios; Visítanos y bendícenos a nosotros tus hijos; Anímanos a vivir en la justicia; Ayúdanos a construir la Patria Grande; En la cruz de tu Hijo está nuestra esperanza. Dios te salve María llena eres de gracia..."
Mons. José María Baliña, obispo auxiliar de Buenos Aires