Jueves 28 de marzo de 2024

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Adviento Misionero

Carta de monseñor Ángel Rossi SJ, arzobispo de Córdoba, para la preparación del Año Misionero Arquidiocesano 2023 (24 de noviembre de 2022)

Querida comunidad de la arquidiócesis de Córdoba:

De a poquito nos vamos preparando para el Año Misionero Arquidiocesano que queremos llevar a cabo en el 2023 y creo que el tiempo de Adviento nos puede ayudar a disponer el corazón para que cada uno de nosotros, desde el lugar que el Señor nos ha puesto renovemos nuestro ser “discípulos misioneros”.

La Anunciación y la Visitación de la Virgen puede servirnos de escenario para esto: María, una vez que concibió a Jesús por obra del Espíritu Santo, ni se encerró ni se resguardó, sino que sintió un gran deseo de llevarlo a otros y lo hace presente mediante su presencia. De inmediato fue a visitar a su prima Isabel, que como el ángel también le avisó, estaba necesitando ayuda. Así Jesús, la Palabra hecha carne, por mediación de María, pudo empezar a realizar su misión salvadora.

Este encuentro de las dos "madres embarazadas" es un modelo de todo encuentro creyente y evangelizador. Misionar es “ir al encuentro”. Al respecto decía el Papa Francisco: “María es la mujer orante y trabajadora en Nazaret, y también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás «sin demora» (Lc 1,39). Esta dinámica de ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización” (EG n° 288).

María es nuestra Maestra en esta tarea tan linda de hospedar a Jesús y de ir con él a visitar a los que Él quiere visitar. Ella "entra en las casas, en las celdas de las cárceles, en las salas de hospital, en los asilos de ancianos, en las escuelas o en las clínicas de rehabilitación. En todas partes transmite el mismo mensaje: “¿No estoy aquí yo, que soy tu madre?”.

En fin, María nos enseña a ser misioneros e Isabel nos enseña a recibir con alegría la visita del Señor. Dos actitudes que vamos a necesitar: la iniciativa misionera y la acogida cordial, ir al encuentro y abrir puertas. Dos actitudes que seguramente también implicarán lucha interior, que serán tentadas, o por miedo, o por comodidad, o por sentirnos incapaces.

Que Jesús y la Virgen y los santazos y santazas de nuestra tierra, andariegos incansables, nos contagien el espíritu de discípulo y la fuerza misionera que necesitamos.

Que Dios los bendiga y nos dé una Navidad en paz.

Mons. Ángel Sixto Rossi SJ, arzobispo de Córdoba