Querida comunidad de la arquidiócesis de Córdoba:
De a poquito nos vamos preparando para el Año Misionero Arquidiocesano que queremos llevar a cabo en el 2023 y creo que el tiempo de Adviento nos puede ayudar a disponer el corazón para que cada uno de nosotros, desde el lugar que el Señor nos ha puesto renovemos nuestro ser “discípulos misioneros”.
La Anunciación y la Visitación de la Virgen puede servirnos de escenario para esto: María, una vez que concibió a Jesús por obra del Espíritu Santo, ni se encerró ni se resguardó, sino que sintió un gran deseo de llevarlo a otros y lo hace presente mediante su presencia. De inmediato fue a visitar a su prima Isabel, que como el ángel también le avisó, estaba necesitando ayuda. Así Jesús, la Palabra hecha carne, por mediación de María, pudo empezar a realizar su misión salvadora.
Este encuentro de las dos "madres embarazadas" es un modelo de todo encuentro creyente y evangelizador. Misionar es “ir al encuentro”. Al respecto decía el Papa Francisco: “María es la mujer orante y trabajadora en Nazaret, y también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás «sin demora» (Lc 1,39). Esta dinámica de ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización” (EG n° 288).
María es nuestra Maestra en esta tarea tan linda de hospedar a Jesús y de ir con él a visitar a los que Él quiere visitar. Ella "entra en las casas, en las celdas de las cárceles, en las salas de hospital, en los asilos de ancianos, en las escuelas o en las clínicas de rehabilitación. En todas partes transmite el mismo mensaje: “¿No estoy aquí yo, que soy tu madre?”.
En fin, María nos enseña a ser misioneros e Isabel nos enseña a recibir con alegría la visita del Señor. Dos actitudes que vamos a necesitar: la iniciativa misionera y la acogida cordial, ir al encuentro y abrir puertas. Dos actitudes que seguramente también implicarán lucha interior, que serán tentadas, o por miedo, o por comodidad, o por sentirnos incapaces.
Que Jesús y la Virgen y los santazos y santazas de nuestra tierra, andariegos incansables, nos contagien el espíritu de discípulo y la fuerza misionera que necesitamos.
Que Dios los bendiga y nos dé una Navidad en paz.
Mons. Ángel Sixto Rossi SJ, arzobispo de Córdoba