Jueves 21 de noviembre de 2024

Documentos


Visita de los Hogares de Cristo

Homilía de monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, arzobispo de Corrientes con motivo de la visita de los Hogares de Cristo (Itatí, 22 de octubre de 2022)

Bienvenidos queridos Peregrinos de los Hogares de Cristo a la Casa de María de Itatí, nuestra Madre. A ustedes, que vienen peregrinando por todo el país, llevando como lema #NiUnPibeMenosPorLaDroga, que organiza la Familia Grande Hogar de Cristo, Cáritas Argentina y la Unión de Clubes Parroquiales, a los que se sumaron hoy a los Hogares de Cristo del NEA, y a los peregrinos y devotos de la nuestra Tierna Madre de Itatí, siéntase todos como en su casa.

Junto a la Virgen de Luján y la Cruz de Cristo, nos encontramos en Corrientes, con los dos símbolos de la primera evangelización en estas tierras: la Cruz de los Milagros y la Virgen de Itatí. Como podemos ver, la Cruz de Cristo y la Virgen nos unen, nos cuidan y nos llevan allí donde están los hermanos y hermanas amenazados por el desamor y el abandono, para mostrarles que hay una llave para abrir la puerta y encontrar un hogar. La Cruz de Cristo es la llave que abre esa puerta y la Virgen es la que nos anima a que no tengamos miedo de abrirla. Del otro lado hay vida, encuentro y esperanza para todos.

Gracias a Cristo y a la Virgen sabemos que Dios está más cerca del pobre y del humilde. Así lo hemos escuchado en la Palabra de Dios que acabamos de proclamar. En la primera lectura del libro del Eclesiástico, nos alegramos de saber que Dios está de parte del pobre, del oprimido, del huérfano y de la viuda, como lo oímos recién. Dios no hace distinción de personas, y no se consuela hasta que la súplica del humilde no llega a su destino. Así es el Dios cristiano, el Dios que nos reveló Jesús.

Por eso, luego en el Evangelio, Jesús se dirige a los que se creían mejores que los otros y por eso despreciaban a los demás. A propósito, les relata la parábola del fariseo y del recaudador de impuestos que fueron a orar al templo. El primero le hacía saber a Dios que era mejor que los demás, porque cumplía con lo que le pedía su religión. El otro, en cambio, pedía a Dios que se apiade de él y le perdone sus pecados. La conclusión de Jesús es contundente, el que salió justificado y consolado fue el despreciado por la sociedad de su tiempo. Definitivamente, Dios está de parte del pobre y el humilde que suplica y se confía a Él.

La lógica del Evangelio no es la lógica mundana de los que se creen mejores que los demás. El Dios que nos revela Jesús es sensible a los que sienten necesidad de contención, a los que no se conforman con satisfacciones pasajeras y engañosas, aun aquellos que después de haber caído víctimas en las redes de los que trafican con sus anhelos de bienestar, ofreciéndoles mercancía tramposa que les promete la felicidad a corto plazo. Por eso, benditos los pies de los mensajeros de la buena noticia que nos trae Jesús, mensajeros que dejan todo para acercarse a aquellos y aquellas, que solos no pueden salir de las trampas que les tienden los mercaderes de vidas humanas.

Por eso, gracias Peregrinos de los Hogares de Cristo por haberlo dejado todo y haber venido hasta aquí, no como turistas, sino como misioneros de a pie, anunciando casa por casa que es posible otro modo de vivir, más pleno, más alegre, más inclusivo, en el que nadie quede al margen ni afuera de ese hogar grande que nos ofrece Jesús, y en el que María es la Madre que nos hace descubrir y sentir que todos somos hijos y todos hermanos.

Y a los devotos y peregrinos de este pueblo de la Virgen, y a los que han venido ocasionalmente a este santuario mariano para expresar su gratitud y a volcar en las manos de la Virgen sus preocupaciones y su súplica, les deseamos un sereno y profundo encuentro con Jesús. Que es encuentro renueve sus corazones y les dé un nuevo impulso para ser hombres y mujeres que siempre y en cualquier circunstancia eligen el camino de la fraternidad y de la paz. Que así sea.

Mons. Andrés Stanovnik OFMCap, arzobispo de Corrientes