Card. Rossi: 'El corazón de Mons. Rovai tuvo el olor de las manos de Dios'

  • 20 de junio, 2024
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba presidió, en la catedral local, la misa exequial del fallecido obispo emérito de Villa María. "Fue un hombre que se dejó moldear por las manos del Señor', aseguró el purpurado.

El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, presidió el miércoles 19 de junio en la catedral Nuestra Señora de la Asunción la misa de cuerpo presente de monseñor Ángel Rovai, obispo emérito de Villa María, quien falleció a los 87 años luego de permanecer internado en una clínica de la capital provincial tras haber sufrido una descompensación semanas atrás.

Concelebraron junto al purpurado, el arzobispo de San Juan, monseñor Jorge Lozano; el arzobispo emérito de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez; el arzobispo emérito de Mendoza, monseñor José María Arancibia; los obispos auxiliares de Córdoba, Alejandro Musolino SDB y monseñor Horacio Álvarez; el obispo de Villa María, monseñor Samuel Jofré; el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva; de Venado Tuerto, monseñor Han Lim Moon; de Jujuy; monseñor Daniel Fernández; el obispo de La Rioja, monseñor Dante Braida; el obispo auxiliar de Mendoza, monseñor Marcelo Mazzitelli; el obispo de Quilmes, monseñor Carlos Tissera, el obispo de San Martín, monseñor Martín Fassi, y otros obispos.

También concelebraron sacerdotes y participaron religiosos, religiosas, diáconos y un grupo numeroso de fieles que llevaron el último adiós al fallecido obispo cordobés.

En la homilía, el cardenal Rossi recordó que Rovai fue quien lo acompañó a su noviciado y también rememoró cómo las religiosas, parroquias, comunidades y las diócesis a las que pastoreó destacaron siempre su misericordia y alma de pastor fiel.

"Fue un hombre que no se reservó las manos, ni las escondió para cuidar que no se ensucien, sino que las metió en esa masa misteriosa y sagrada que son los corazones de los hombres y mujeres que rondaron su vida y su ministerio, a los que moldeó con la delicadeza y la ternura propia de un hombre de Dios, alguien que se dejó moldear por las manos del Señor", señaló Rossi sobre el obispo fallecido.

"El corazón de José -dijo- tuvo el olor de las manos de Dios, porque nunca dejó de crecer y de dejar que Dios lo fuera conduciendo".

Además, manifestó que Rovai "conjugaba dos dimensiones que no son fáciles de conjugar: una fuerte veta intelectual y de reflexión teológica, pero que no voló ni se desentendió de la realidad. Rovai era un hombre del Concilio Vaticano II, que lo mamó, lo asimiló, vivió y anunció apasionadamente, casi diría que lo gritó".

Finalmente, pidió que la Virgen lo "ponga junto a Jesús y nos ayude a recordar y agradecer tanto bien recibido y tanto bien dado a través de las manos de Rovai en todos estos años".

Al finalizar la celebración, los restos de monseñor Rovai fueron trasladados a la catedral de Villa María, donde este jueves se celebra la misa exequial a 11. Posteriormente, será sepultado en el cementerio sacerdotal de la Casa de la Sagrada Familia, donde estará provisoriamente hasta que se disponga de una fosa en la catedral y santuario de Villa María.

La trayectoria de Mons. Rovai
José Ángel Rovai nació en Córdoba el 19 de octubre de 1936. Fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1963, en la catedral de Córdoba, por monseñor Ramón J. Castellano, arzobispo de Córdoba y elegido obispo titular de Abaradira y auxiliar de Córdoba el 13 de agosto de 1999, por Juan Pablo II.

Fue ordenado obispo el 1º de noviembre de 1999 en la catedral de Córdoba, por monseñor Carlos José Ñáñez, arzobispo de Córdoba, ocasión en que actuaron como coconsagrantes monseñor Estanislao Esteban Karlic, arzobispo de Paraná, y monseñor José María Arancibia, arzobispo de Mendoza.

Años después, fue nombrado por el Papa Benedicto XVI obispo de Villa María, el 3 de octubre de 2006.

Tomó posesión de la sede e inició su ministerio pastoral, como quinto obispo de la diócesis, el 3 de diciembre de 2006. Renunció por edad el 28 de febrero de 2013.

Fue licenciado en Teología (Universidad Católica Argentina); Licenciado en Filosofía (Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino en Roma); Doctor en Teología (Pontificia Universidad Gregoriana en Roma) y Perito en Biblioteconomía (Escuela de Biblioteconomía Vaticana).

Su lugar de residencia, durante sus últimos años fue el monasterio Santa Catalina de Siena, ubicado en la calle 27 de abril 128, en la ciudad de Córdoba.+