Los obispos argentinos rezaron por los Fieles Difuntos

  • 3 de noviembre, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
En la Solemnidad de los Fieles Difuntos, los obispos argentinos rezaron por nuestros hermanos fallecidos, especialmente las víctimas de la pandemia, y renovaron la esperanza en la Vida Eterna que sólo

Con distintas celebraciones y visitas a los cementerios, los obispos argentinos conmemoraron este 2 de noviembre a los Fieles Difuntos.

El obispo auxiliar y vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza, presidió la misa por los Fieles Difuntos en la capilla del Santísimo Sacramento de la catedral metropolitana. 

“Ayer recordamos a Todos los Santos que están en el Cielo, entre los cuales seguramente tenemos familiares, amigos, que están en el Cielo gozando eternamente ya de Dios. Hoy rezamos por quienes están de camino”, señaló en su homilía, y destacó: “La obra mayor de misericordia que podemos hacer nosotros es rezar para que ellos terminen su purificación y lleguen a la plenitud del Cielo. Este es el objeto de este día: rezar por nuestros hermanos que están en el purgatorio, para que alcancen la felicidad eterna del Cielo”, expresó en su homilía.

“Cuando alguien muere, nos invade la tristeza y es lógico, pero si ha sido una persona muy buena, en realidad para él es haber alcanzado un Cielo. Para nosotros que nos quedamos sin su compañía es un dolor, pero estamos todos llamados a reencontrarnos allá en el Cielo. También le pedimos que en este día de los difuntos nos ayude a meditar todas estas verdades de nuestra fe”, rezó.

En el día de los fieles difuntos, el arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, celebró en la Catedral platense el gran funeral por todos los fallecidos durante este año.

Durante la celebración, monseñor Fernández explicó que “es su intención entregar a Dios a todos los que han fallecido en este año tan duro, algunos de ellos en condiciones tristes a causa del coronavirus”. 

Asimismo, recordó las convicciones de la fe en la vida eterna, que responde a un anhelo del corazón humano: “El ser humano siempre anhela algo más y se asfixia en los límites de este mundo. La promesa de Dios de una vida eterna feliz, plena y liberada de todas nuestras angustias y miserias, nos lleva hoy a orar por nuestros seres queridos que han muerto”.

“Este también es un día para perdonar y pedir perdón, para decir lo que quizás no pudimos decir cuando esos seres queridos vivían entre nosotros. Por eso, también para nosotros, este es un día de pacificación”, destacó.

El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, presidió la Eucaristía en la catedral Nuestra Señora de las Mercedes, para rezar por los Fieles Difuntos.

En su homilía, el prelado destacó que “la muerte, esa pared enorme, solamente la supera Jesucristo, que es el que abre en esa pared una puerta”.

“Nosotros creemos que Jesús pasó por la muerte, una muerte difícil, una muerte en cruz, que fue sepultado, pero que resucitó. Y entonces, la Pascua de Jesús es la puerta que se abre en esa pared que para nosotros era infranqueable”.

“El Señor hace un boquete, hace una puerta, pasa él y pasamos todos. La Resurrección de Jesucristo es la promesa de que la Vida es más fuerte que la muerte. Cuando Jesús resucita, cambia el paradigma de la vida”, afirmó. » Texto completo de la homilía

El administrador diocesano de Avellaneda-Lanús, monseñor Jorge Rubén López, presidió la conmemoración de los fieles difuntos en los cementerios de Avellaneda y de Lanús.

“Estamos aquí junto al altar como Marta junto a Jesús, porque creemos como ella que todo el que cree en Él no morirá jamás. Y con ella que recordó e intercedió por su hermano Lázaro, recordamos a todos los que de una u otra manera, se cruzaron en nuestras vidas y que ahora pedimos por ellos, para que estén en la Gloria del Padre Eterno... para que no mueran para siempre”, expresó, rezando especialmente por quienes murieron víctimas de la pandemia. » Texto completo de la homilía

El obispo Castrense, monseñor Santiago Olivera, rezó por los difuntos en la mañana del 2 de noviembre en la catedral Stella Maris, especialmente “por nuestros camaradas que murieron en actos de servicio, por todos los difuntos de nuestra familia diocesana y por la triste realidad del coronavirus, porque muchos fueron contagiados por servir”, expresó.

“Avivemos el gozo en nuestro corazón porque un día tendremos el encuentro con el Señor en plenitud, para ello, debemos estar preparados”, señaló en su homilía. “La muerte…es tránsito a otra vida, puerta de la eternidad, fin de una vida temporal y para el alma, comienzo de una vida eterna… ¡eternamente feliz o eternamente desdichada! Creer en la Resurrección, ciertamente, nos pone en el camino de la búsqueda de lo absoluto. Creer en la Resurrección nos sitúa en el camino de la confianza”, afirmó. » Texto completo de la homilía

El obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera, recordó a los fieles difuntos con una celebración en la capilla del obispado. 

“Todos tenemos en el corazón tantas personas, pasan por nuestra mente tantos nombres, tantos rostros de aquellos que nos han precedido en el camino. Hoy la Palabra de Dios viene a traer una luz sobre eso tan oscuro que es la muerte: La Palabra de Dios trae esa luz que no es otro que el mismo Cristo. Él ha dicho: ‘Yo soy la luz del mundo’”.

“Cristo, Pastor que das la vida en abundancia, recuerda a los que somos tuyos. Cristo, Señor de la Vida, escúchanos, te presentamos a todos nuestros seres queridos difuntos, particularmente a aquellos que el Señor ha llamado en esta pandemia”, rezó.

En el cementerio de Río Gallegos y sin presencia de fieles, el obispo diocesano, monseñor Jorge García Cuerva, presidió la Eucaristía en honor de los Fieles Difuntos.

En su homilía, el obispo destacó las palabras de Jesús: “No se inquieten, crean en Dios y crean también en mí”. Al respecto, reflexionó: “Jesús nos invita a renovar la fe y enseguida nos dice por qué no tenemos que inquietarnos, y es porque nos habla del Cielo como una casa grande, con muchas habitaciones, donde hay lugar para todos”.

Más adelante, afirmó: “Ni la muerte, ni la vida y los poderes espirituales, ni los abismos, nada podrá separarnos del amor de Cristo. Tenemos la enorme certeza de que la muerte no tiene la última palabra, tenemos la enorme certeza de que la vida triunfó en la cruz de Jesús cuando resucitó, y por lo tanto nuestros seres queridos gozan de la presencia de Dios en el Cielo y allí nos esperan”.

El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, presidió la Eucaristía en la catedral. “Señor, creemos en Vos. Creemos tu palabra de vida eterna. Creer en Vos, abrirnos en la fe a la esperanza que nos trae tu Persona, es sembrar vida eterna en nuestra pobre y frágil vida mortal”, expresó en su homilía.

“La fe hace que esa Palabra sembrada en el terreno de nuestra vida se vaya confundiendo cada vez más con nuestra vida, haciéndose una sola cosa con ella. Y, así, nuestra propia vida se transforma en semilla que se deposita en la tierra, a la espera de la germinación y la explosión de la vida verdadera y plena”, aseguró.

“Creemos que, en medio de la incertidumbre y del temor del presente, tu Presencia de Resucitado nos comunica el vigor que viene del Padre por el Soplo del Espíritu”, continuó. “Te suplicamos, Señor Jesús, que nos hagas sentir, una y otra vez, la suavidad de tu Santo Espíritu acariciando las fiebres de nuestra humanidad enferma”.

“Ábrenos los ojos, para que, como Francisco, cantemos la vida que triunfa de la muerte, y, así, anhelemos que nuestra vida transcurra en el espacio de tu santa voluntad”, rezó. » Texto completo de la homilía

El obispo de San Luis, monseñor Gabriel Barba, presidió en la parroquia San Roque la misa por los Fieles Difuntos, en la que se rezó especialmente por los “Ángeles de Zanjitas”. 

En su homilía, destacó: “La fe nos habla de esa vida donde ya no habrá más llanto, ni dolor, ni tristeza; esa vida que Dios nos tiene preparada en la Casa del Padre y que para eso dio su vida, por nosotros, en la cruz, para que la muerte no sea un final, y la muerte ha sido vencida. Esto solamente lo podemos afirmar desde la fe”, aseguró.

La vida eterna, “esta vida plena junto al Padre, solamente podemos tenerla desde la certeza de la fe, nos apoyamos hoy en este día en Jesús, nuestra esperanza”, expresó, pidiendo a Dios: “Aumenta mi fe y la de mis hermanos”, para que “esta tristeza y este dolor que nos causa la muerte, también sea certeza y fortaleza de la esperanza en Jesús, que nos amó tanto hasta dar la vida”

El obispo de San Miguel, monseñor Damián Nannini, presidió la Eucaristía en la catedral. “El centro de nuestra fe es que Jesús murió y resucitó. Creemos en la resurrección de los muertos porque Jesús resucitó”, señaló en su homilía.

“Jesús con esto nos quitó el miedo a la muerte: no se trata de asustarnos con la muerte, pero se trata de ser auténticos y de asumir la condición mortal, y ahí saber que ante eso, nada sirve. Hasta el más poderoso, hasta el más rico, todos tenemos el mismo final. Y ahí sólo nos queda la fe. Por eso hoy reafirmamos nuestra fe pascual en la resurrección de Jesús”.+