Misa Crismal: Un llamado a "embarrarse" en la tarea sacerdotal de anunciar y bendecir

  • 19 de abril, 2022
  • Buenos Aires (AICA)
Los obispos presidieron esta celebración en la que consagran el Santo Crisma, bendicen los óleos de los catecúmenos y de la unción de los enfermos, y se renuevan las promesas sacerdotales.

Los obispos presidieron la Misa Crismal en las respectivas catedrales u optaron por otros templos en sus diócesis, donde consagraron el Santo Crisma, bendijeron los óleos de los catecúmenos y de la unción de los enfermos, y donde los sacerdotes renovaron las promesas que hicieron al ordenarse.

Unción, unidad, sinodalidad, amor, servicio, misionera, vocación, fraternidad, consuelo, reconciliación, cercanía, salida, fueron algunas de las palabras fuerza de las homilías pronunciadas por los prelados.

Mons. Mario Cargnello (Salta): “Un cristiano no que revive su bautismo en la Reconciliación sana de la contradicción que produce en su ser el pecado y es restablecido en su verdad de miembro vivo de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo. Por ello, cuando arrepentidos nos confesamos, podemos vincularnos plena y gozosamente a la Eucaristía que es fuente y cumbre de toda la vida de la Iglesia, una y santa”. »Texto de la homilía

Mons. Ángel Rossi (Córdoba): “Que el Señor nos dé brazos de amor fuerte para cargar al rodeo; que nos dé mirada penetrante y compasiva para encontrar a las perdidas; que nos dé ojos para encontrar a la más lastimada, a la más frágil y la capacidad de alegrarnos de ser dispensadores de la misericordia del Pastor bueno”.

Mons. Jorge Lugones SJ (Lomas de Zamora): “¿A quién me envía hoy Jesús? ¿Quiénes son los ciegos, los oprimidos, los que necesitan ser liberados? Para todos ellos hoy somos nosotros, vos sacerdote el enviado a dar la Buena Noticia de un Jesús que libera, salva y resucita”. »Texto de la homilía

Mons. Eduardo García (San Justo): “Una Iglesia viva y apasionada, siempre en salida, que se embarra, se limpia y se vuelve a embarrar, con la alegría que da la certeza del Señor; no quejosa, ni nostálgica que vive cuidando las joyas de la abuela no puede es la que se hace invitación y llamada a muchos a entregar y desgastar la vida. Gracias por el sí que dan cada día para que el Reino de Jesús crezca. »Texto de la homilía

Mons. Carlos Tissera (Quilmes): “Gracias por su ministerio que en este tiempo de pandemia demostraron el amor a la gente, cuidando a todos, particularmente a los más desprotegidos, y buscando por todos los medios posibles que la comunidad tuviera el alimento de la Palabra, pero también, en muchos casos, para que tuvieran el pan de la mesa, porque la falta de trabajo y la enfermedad, dieron un golpe duro a la economía frágil de nuestra gente”. »Texto de la homilía

Mons. Gabriel Barba (San Luis): “La falta de amor nos des-humaniza. Y sin duda, cuanto más humanos mejores sacerdotes seremos. Cuando se enfría nuestra humanidad terminamos presentando a nuestros fieles, leyes para cumplir o leyes que nos marcan solo el error y no caminos que nos lleven al encuentro y a la Gracia. A la alegría de ser cristianos”.

Mons. Luis Urbanc (Catamarca): “Reina de este Valle, cuídanos, guíanos, corrígenos, anímanos y bendícenos para que seamos fieles al Señor y a los hermanos que se nos confían… Danos un corazón manso, dócil, cercano, paciente, misericordioso y humilde para poder servir a todos privilegiando a los enfermos, a los más débiles, a los pobres y a los excluidos, guiándolos como buenos y sabios pastores”. »Texto de la homilía

Mons. Luis Collazuol (Concordia): “No podemos conformarnos con que la cruz del Señor sea un adorno en una civilización de consumo… Cristo resucitado quiere el corazón del apóstol, no sus cosas. Para ser testigos del Misterio de Cristo hay que aprender este Ministerio vivencialmente. Ser un signo de Cristo sacerdote no es cuestión de palabras sino de vida. »Texto de la homilía

Mons. Hugo Barbaro (San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña): Hemos sido ungidos para ungir. En la vida de un sacerdote no falta la alegría de ungir a los bautizados que así comienzan su camino de santidad, y también la de ungir a quienes están cerca de dar el salto hacia la eternidad en Dios. Nos toca acompañar el camino de la vida cristiana que empieza y acaba en Dios, es impresionante. »Texto de la homilía

Monseñor Han Lim Moon (Venado Tuerto): “Es la acción de Dios la que hace fecundo todo el ejercicio de nuestro ministerio… Recuerden que el alma y el motor del ejercicio de nuestro ministerio es la caridad pastoral, es decir, el amor fervoroso al Señor que se transforma en el amor alegre y servicial a su pueblo. »Texto de la homilía

Héctor Zordán M.SS.CC (Gualeguaychú): “Es preciso ponernos en marcha, caminar juntos, en una escucha recíproca, compartiendo ideas y proyectos, mostrar el rostro de la Iglesia como ‘casa hospitalaria’, de puertas abiertas, habitada por el Señor y animada por relaciones verdaderamente fraternas”. »Texto de la homilía

Mons. Samuel Jofré (Villa María): “Nuestra fraternidad, que tiene muchas dimensiones humanas, se vive también en la dimensión sobrenatural de ayudarnos en nuestra vida espiritual, alentándonos en la oración, así como en la dirección espiritual y la confesión frecuente. ‘El hermano, ayudado por el hermano, es como una ciudad bien compacta’”. »Texto de la homilía

Mons. Nicolás Baisi (Puerto Iguazú): “Cristo, el ungido de Dios es el que por el poder del Espíritu Santo realiza la redención del mundo. Cristo instituye en su última cena el sacerdocio, la Eucaristía y realiza en el lavatorio de los pies el signo del mandato del servicio en la caridad fraterna. De este modo quiso el Señor quedar con nosotros hasta el final de los tiempos”.

Mons. Carlos Domínguez OAR (San Rafael): “Nuestro pueblo tiene necesidad de ser ungido con el óleo de la esperanza... Tiene necesidad de la esperanza puesta sólo en Jesús, para sentir que son sus manos las que lo libran y sanan; que son sus labios los que le dicen la única verdad que consuela; que es Su corazón el que goza de habitar en medio de su pueblo”.+