Con un llamado a vivir la vocación cristiana, comenzó en Salta el triduo del Milagro

  • 13 de septiembre, 2021
  • Salta (AICA)
Con una misa presidida por el obispo de Orán, Mons. Scozzina, la arquidiócesis de Salta celebró en la mañana del lunes 13, la misa estacional en honor de la bienaventurada Virgen del Milagro.

La arquidiócesis de Salta celebró, en la mañana del lunes 13 en la catedral basílica y santuario Nuestro Señor y Virgen del Milagro, la misa estacional en honor de la bienaventurada Virgen del Milagro. 

Con esta celebración se inició el triduo del Milagro, que continuará los próximos días con la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y la solemnidad del Señor del Milagro. El Concierto de Campanas será mañana, martes 14, a las 21:45.

La Eucaristía estuvo presidida por el obispo de Orán, monseñor Luis Antonio Scozzina OFM; y concelebrada por el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello; el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín; el obispo emérito de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, y sacerdotes del clero local.

En su homilía, monseñor Scozzina hizo referencia a la Palabra del Señor, que nos invita a contemplar a la Madre, "aquella mujer simple y sencilla de Nazaret que se dejó interpelar por la Palabra del Señor. Esta mujer que aprendió a ser discípula, a dejarse transformar por la acción del Espíritu que la lleva a ser madre. Ella, es el modelo para nuestra vida cristiana, donde necesitamos recuperar la capacidad de escucha, escuchar la Palabra que el Señor nos dice en este tiempo, en este momento de nuestra vida de la Iglesia donde estamos invitados todos como Iglesia peregrina a la escucha, para poder caminar juntos", afirmó.

En ese sentido, animó a la escucha con los hermanos y ante Dios, a "esa disponibilidad a que nuestras vidas sean guiadas por la acción del Espíritu, nuestra vida personal, familiar, comunitaria como Iglesia, como pueblo de Dios que camina en esta realidad concreta. Dejarnos conducir por la voz del Espíritu", a imagen de María.

El prelado se refirió luego a la vocación cristiana, "que se hace solamente cuando hay una capacidad de escucha y de discernimiento del tiempo presente, en los signos que el Señor muestra en la historia concreta de nuestro pueblo, especialmente en nuestro pueblo más sufriente".

"Queridos hermanos, en este día, como peregrino venido del norte de nuestra provincia, quiero traer y poner a los pies de la Madre tantas situaciones de dolor, tantas situaciones y tantos signos de muerte, tantas realidades de vidas despreciadas y atropelladas", expresó.

"Vivimos en los últimos tiempos en nuestro norte una realidad de mucho dolor, porque de pronto en nombre de un derecho, de la aplicación de una ley, se pierde esa sensibilidad para con la humanidad frágil", reconoció. "Cuando perdemos esa sensibilidad nos transformamos en agentes del espíritu del mal, porque no respetamos, no consideramos la dignidad de la persona humana", lamentó, no sólo en referencia a la vida por nacer sino también a "tanta infancia desprotegida y descuidada".

Por eso, puso en manos de la Madre "tanto dolor, tanto sufrimiento" y pidió "que genere en nosotros, los devotos de la Virgen y el Señor del Milagro, esos sentimientos de compasión, solidaridad y respeto del otro, y liberarnos de las ideologías, de todo tipo que no hacen al anuncio del Evangelio de Jesús".

"Estamos, queridos hermanos, pidiéndole al Señor del Misericordia que nos mire con compasión, que abra nuestros corazones, que nos haga más abiertos y solidarios y sobre todo, nos ayude a superar nuestros egoísmos, nuestras búsquedas de intereses limitados, para que se haga presente esta vocación a la cual hemos sido llamados por el bautismo, para que cada uno pueda reproducir la imagen de su hijo Jesús", sostuvo.

Al finalizar la celebración, monseñor Cargnello se dirigió a los fieles, agradeciendo al Señor por poder celebrar este año la Eucaristía luego del tiempo tan difícil de la pandemia. Agradeció también a monseñor Scozzina, "que trajo los sentimientos de nuestro norte", a los demás obispos presentes y sacerdotes. "El Milagro tiene esa fuerza que atrae y arraiga en el lugar, para que dé vida a todo el pueblo".

"De la misma manera, el Señor del Milagro y su Madre son el corazón de Salta, que le da vida e identidad cultural al pueblo en cualquier lugar de esta tierra", valoró.

El prelado agradeció al gobernador de la provincia por haber confiado en la madurez cívica del pueblo al permitir las celebraciones. "Es una hora para demostrar lo que puede hacer la fe como comienzo de una cultura distinta", consideró, y deseó que el año próximo "nos abracemos juntos, junto al Señor" y que este sea el signo de un tiempo nuevo, de un tiempo mejor, de mayor ciudadanía, de mayor respeto, de mayor fe en Dios, "que nos arraige en la fe en Cristo, que creamos que Él hace nuevas todas las cosas, y que nos permita decir que nosotros también, cumpliendo con nuestra vocación, reproducimos en nuestra vida y en la vida de la sociedad, la imagen de Jesús, el Hijo amado del Padre".+