Mons. Olivera: 'La identidad sacerdotal es ser profetas de las maravillas de Dios'

  • 27 de octubre, 2025
  • Buenos Aires (AICA)
El obispo castrense presidió la ordenación sacerdotal del diácono Agustín Cañamero, en la parroquia Nuestra Señora de Luján Castrense de la Ciudad de Buenos Aires.

El obispo castrense y de las Fuerzas Federales de Seguridad, monseñor Santiago Olivera, presidió el viernes 24 de octubre, en la parroquia Nuestra Señora de Luján Castrense de la Ciudad de Buenos Aires, la misa en la que ordenó sacerdote el diácono Agustín Cañamero.

Concelebraron la Eucaristía el vicario general, monseñor Gustavo Acuña, el rector del seminario, presbítero Daniel Ramos, junto con los capellanes mayores de las diversas fuerzas. También concelebraron otros capellanes y sacerdotes, y participaron numerosos fieles.

En su homilía, monseñor Olivera destacó la vocación sacerdotal como "un llamado a ser profetas de las maravillas de Dios y signos claros y eficaces de su amor misericordioso".

El obispo castrense manifestó su alegría por la nueva ordenación y subrayó que "se extiende el ministerio, con un joven que hará presente a Jesús Buen Pastor, mediador entre Dios y los hombres".

Pidió también a los fieles seguir orando por las vocaciones, "que son respuestas de fe a una comunidad orante; necesitamos jóvenes dispuestos a dejarlo todo para llenarse solo del Señor".


Monseñor Olivera invitó a los sacerdotes a renovar su entrega con alegría: "Los que estamos ordenados podemos y debemos renovar este compromiso gozoso, porque el Señor nos miró a los ojos con amor y nos llamó. Una vida célibe, plena y feliz, nos da un corazón libre", aseguró.

En otro momento, el prelado evocó las palabras del beato Eduardo Pironio, quien definía al sacerdote como "el amigo de Dios para los hombres", y exhortó al nuevo presbítero a vivir su lema sacerdotal -"Por ellos me consagro, para que sean perfectamente uno"- como una entrega total.

Al finalizar la celebración, monseñor Olivera encomendó el ministerio del nuevo sacerdote a Nuestra Señora de Luján, patrona de la Patria, y a María Auxiliadora, pidiendo que lo acompañen en su camino de santidad: "Que María te auxilie para conservar siempre el fervor de este tiempo, para gozar con tu ministerio como si siempre fuera el primer día, y para mantener vivo el deseo de ser santo", finalizó.+

Texto completo de la homilía