Río Cuarto: Fiesta de San Cayetano en la parroquia convertida en santuario diocesano

  • 8 de agosto, 2024
  • Río Cuarto (Córdoba) (AICA)
El obispo, Mons. Adolfo Uriona, celebró la misa central en honor al patrono del Pan y del Trabajo, y declaró esa parroquia como un nuevo santuario para los fieles de esa jurisdicción eclesiástica.

El obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, presidió el miércoles 7 de agosto la misa por la fiesta central de san Cayetano en la parroquia homónima, a la que declaró como santuario ese mismo día. Concelebraron la Eucaristía el obispo de Cruz del Eje, monseñor Ricardo Araya, y el párroco, presbítero Gustavo Juárez, junto con otros sacerdotes.

Ante una multitud de personas que llegaron para dejar sus intenciones y expresar su agradecimiento al santo de la Providencia, monseñor Uriona señaló en su homilía: "Como todos los años, nos encontramos de nuevo en este lugar para celebrar la fiesta de san Cayetano, acercándonos al santo amigo de Jesús y de su pueblo. Este año, lo hacemos en un contexto muy particular, ya que es el año jubilar diocesano y se produce el nombramiento de esta parroquia como santuario".

Recordó, asimismo, que los obispos reunidos en la conferencia de Aparecida "señalaban que, en todo santuario, 'el peregrino vive la experiencia de un misterio que lo supera, no sólo de la trascendencia de Dios, sino también de la Iglesia, que trasciende su familia y su barrio. En los santuarios, muchos peregrinos toman decisiones que marcan sus vidas. Esas paredes contienen muchas historias de conversión, de perdón y de dones recibidos, que millones podrían contar, porque la piedad popular penetra delicadamente la existencia personal de cada fiel y, aunque también se vive en una multitud, no es una "espiritualidad de masas'".

"Aquí nos encontramos -dijo-, trayendo en el corazón tantas cosas para ofrecérselas a San Cayetano para que se las presente a Jesús. Estamos transitando un particular momento social, en el que se experimenta la pobreza, la falta de trabajo y una economía que, si bien muestra signos de recuperación, aún le falta mucho para alcanzar un nivel de vida digno para todos los argentinos".

El prelado aseguró que "no queremos dejarnos invadir por la inquietud y la angustia que provocan estas graves dificultades, sino que buscamos acercarnos nuevamente, con espíritu de humildad y confianza, al Señor de la misericordia, sabiendo que no seremos confundidos y que nuestra oración siempre es tenida en cuenta. Por intercesión del santo, le pedimos a Dios que se termine esta situación que lleva tanto tiempo y que la Argentina, con el compromiso de todos los ciudadanos, pueda salir adelante".

"Queremos orar particularmente, a fin de que nuestra patria tenga la capacidad de reconfigurarse desde la amistad y la caridad social, tal como nos lo pide el papa Francisco en la Fratelli Tutti", subrayó.

Y señaló: "Sólo el amor puede llevarnos a reconocer la dignidad de la otra persona como fundamento de un orden social justo. Si un hombre o un pueblo cuidan y cultivan su dignidad, todo lo que les acontece, todo lo que hacen y producen, incluso todo lo que padecen y sufren, tiene sentido. En cambio, cuando una persona o un pueblo permiten que sea menoscabada su dignidad, todo lo demás pierde consistencia, deja de tener valor".

Monseñor Uriona dijo que "una caridad efectiva promueve el trabajo, el cual, como afirma san Juan Pablo II, 'garantiza la dignidad y la libertad del hombre'". "El trabajo es lo que nos permite realizarnos como personas y ganarnos la vida", añadió. 


"Cuando una sociedad basa el reparto de los bienes, no en el trabajo, sino en la dádiva o en los privilegios, pierde el sentido de su dignidad y rápidamente se vuelve injusta la distribución de los bienes, y las personas, en vez de ser dignas, son transformadas en esclavos o en clientes", enfatizó.

"Como pueblo fiel de Dios, nos sentimos representados en esta imagen de san Cayetano. En la mirada que se cruzan el niño y el santo, vemos expresados los valores acerca de los cuales hoy hemos reflexionado: el cariño de familia, la espiga en las manos del niño -fruto del trabajo-, la paz del amor que ambos se demuestran", manifestó.

Y exclamó: "También nosotros, como nuestro santo patrono, queremos tener a Jesús en nuestros brazos, queremos reconocerlo y que nos reconozca, queremos que Él nos cuide en estas situaciones difíciles que enfrentamos".

Finalmente, animó a pedirle "a nuestra Madre la Virgen que nos enseñe y ayude a no soltarnos de su mano y que, como familia, nos conceda de su Hijo el amor, la paz, el reconocimiento de nuestra dignidad y el trabajo".+

-> Texto completo de la homilía