Mons. Rossi: "El desafío de esta tarde es dejarse mirar por la Virgen"

  • 3 de octubre, 2022
  • Córdoba (AICA)
Al presidir la fiesta de Nuestra Señora del Rosario del Milagro, el arzobispo destacó que en la mirada de la Virgen "no hay grieta" y llamó a recuperar, porque se perdió, "la Iglesia de la ternura".

El arzobispo de Córdoba, monseñor Ángel Sixto Rossi SJ, presidió la fiesta de Nuestra Señora del Rosario del Milagro con la imagen de la Virgen en procesión por las calles y la misa posterior en el altar emplazado en el atrio de la catedral, frente a la Plaza San Martín. “María partió y fue sin demora”, fue el lema de la celebración del 2 de octubre.

La Eucaristía fue concelebrada por los obispos auxiliares, monseñor Pedro Javier Torres y monseñor Ricardo Orlando Seirutti, y el arzobispo emérito de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez.

Monseñor Rossi destacó que esta fiesta da la posibilidad de encontrarse con la Madre y valoró también el poder volver a encontrarse después de “años duros y con esta plaza desierta” por la pandemia. 

“Junto con la plaza también estuvo desierto nuestro corazón”, reconoció, pero insistió en destacar: “Este rejunte de rostros nos hace bien”.

“No hay que dejar de cantar, de hacer fiesta en el corazón”, pidió, y agregó: “Tenemos la obligación de cantar el Magníficat del propio corazón, de nuestras familias, de nuestro pueblo. Presentarle al Señor nuestro magníficat”.

El arzobispo cordobés señaló que “el cristianismo y el tiempo que vivimos es solo para agradecidos. Este tiempo sólo lo pueden encarar los sabedores de fiestas; no es tiempo para piadosos entristecidos”. 

“El cristiano pone luz, el cristiano abre espacios, el cristiano suaviza”, aseguró, y añadió: “El corazón que se hace fiesta es el que se anima a servir”.

“El desafío de esta tarde es dejarse mirar por la Virgen, especialmente en estos tiempos de necesidad, o cuando nos encontramos atrapados en cuestiones intrincadas de la vida. Cuando ella nos mira, la Virgen no nos ve pecadores, nos ve hijos. Su mirada nos ayuda a sentirnos amados en el pueblo creyente de Dios, y amarnos entre nosotros, más allá de nuestros límites y nuestras orientaciones”, afirmó.

Monseñor Rossi subrayó que “la Virgen nos arraiga en la Iglesia, donde la unidad cuenta más que diversidad y nos exhorta a cuidarnos los unos a los otros”, y sostuvo: “En la mirada de la Virgen no hay grieta”.

“La mirada de María nos recuerda que para la fe es esencial la ternura. Hay que recuperar la Iglesia de la ternura; justo cuando la ternura es una palabra que muchos quieren borrar del diccionario”, aseveró.

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