Mons. Olivera en la misa crismal: "Cuidemos el tesoro de nuestro sacerdocio"

  • 13 de abril, 2022
  • Buenos Aires (AICA)
El obispo castrense de la Argentina, monseñor Santiago Olivera, presidió el martes 12 de abril, la misa crismal en la parroquia Nuestra Señora de Luján Castrense, de Buenos Aires.

El obispo castrense de la Argentina, monseñor Santiago Olivera, presidió el 12 de abril en la parroquia Nuestra Señora de Luján Castrense, la misa crismal.

La Eucaristía fue concelebrada por capellanes castrenses, agregados y auxiliares de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad. Participaron autoridades de las Fuerzas Armadas, Fuerzas Federales de Seguridad y fieles castrenses. 

“Esta misa es por excelencia la manifestación, la ‘epifanía’ de nuestra comunión”, comenzó diciendo en su homilía. “Además de expresarles la alegría que me da compartir la Eucaristía con ustedes, sacerdotes y pueblo de Dios, no quiero dejar de agradecerles el esfuerzo que supone concretar esta acción que manifiesta nuestra pertenencia y nuestra fraternidad”.

La bendición y consagración de los óleos, indicó el prelado, “nos habla de la dimensión sacramental de la Iglesia, que nos comunica la gracia pascual de Cristo y nos inicia en la vida de la comunidad cristiana”. 

“Esta verdad se vive, de modo especial, en la iniciación cristiana como proceso que define nuestra identidad”, afirmó. “Es un tema fundamental para la vida de las comunidades y de cada cristiano. En el modo de realizarla está en juego la seriedad de la evangelización, la autenticidad de la comunidad eclesial, la verdad del ser cristiano”. 

Por eso, consideró, “debemos poner mucho acento y preparación en la formación inicial y permanente de nuestros hermanos. De esta formación va a depender, en gran medida, el futuro y el nivel de nuestras familias y comunidades, y podríamos decir el futuro de nuestra cultura, de nuestros ambientes, de nuestras Fuerzas Armadas y Federales de Seguridad, sin duda, de nuestra Patria”.

“En nuestra diócesis queremos caminar hacia la consolidación e institución del catecumenado, como modelo de toda catequesis. Esto nos debe llevar a recuperar el impulso kerigmático de la fe y a presentar la vida cristiana como un discipulado misionero”, expresó monseñor Olivera. “Muchos cristianos están anestesiados en su condición de bautizados, y muchas veces viven y aceptan criterios muy lejos de la fe cristiana. Tenemos urgencia de ver y palpar cómo los cristianos pueden con valentía y decisión dar testimonio de lo que creen, sin vergüenza y con convicción”.

“Sin duda que en nuestra Iglesia particular castrense, es este un gran desafío, pero a la vez apasionante, ¿cómo predicar el Evangelio a los jóvenes y adultos de hoy? ¿Cómo ayudar a profundizar la fe y a la vez como acompañar a los jóvenes y adultos que se nos confían para ser testigos auténticos y valientes del Evangelio en sus realidades?”.

“Participamos hoy de un signo muy fuerte: los sacerdotes, mis hermanos y yo, renovamos las promesas que un día hicimos ante nuestro obispo y ante el pueblo santo de Dios. Por lo tanto, queremos unirnos más estrechamente a Jesús, renunciando a nosotros mismos, queremos cumplir nuestro ministerio movidos por el amor a Jesús y renovando la alegría que tuvimos al ser llamados al seguimiento que se concretó el día de nuestra ordenación”.

 “¡Que no disminuya nuestro celo! Cuidemos el tesoro de nuestro sacerdocio, procurando no tornar estéril la gracia que Dios nos ha dado en el Orden Sagrado y que continuamente nos envía”.+

» Texto completo de la homilía