Recordaron el paso del Santo Cura Brochero por Etruria

  • 25 de agosto, 2021
  • Etruria (Córdoba) (AICA)
La localidad de Etruria, en la diócesis de Villa María, conmemoró el jueves 19 de agosto, el 120° aniversario de la bendición del cementerio local, celebrado en 1901 por el Santo Cura Brochero.

La localidad de Etruria, en la diócesis de Villa María, conmemoró el jueves 19 de agosto, el 120° aniversario de la bendición del cementerio local, celebrado en 1901 por San José Gabriel del Rosario Brochero, que en ese entonces se desempeñaba como canónigo de cabildo del obispado de Córdoba.

El acto de conmemoración fue impulsado por la gestión municipal del actual intendente, Maximiliano Andrés, y acompañada desde la parroquia La Anunciación, con la doble finalidad de una memoria agradecida a los acontecimientos históricos religiosos de la comunidad, y que la localidad “tenga un punto turístico de atracción, para que personas de diferentes lugares del país visiten la localidad por la importancia del Santo Cura”.

La misa estuvo presidida por el obispo de Villa María, moseñor Samuel Jofré Giraudo, y fue concelebrada por el obispo de Cruz del Eje, monseñor Hugo Ricardo Araya, quien tuvo a su cargo la prédica.

"Como ustedes saben, hace 120 años, el cura Brochero, siendo canónigo de la catedral de Córdoba, con 51 años de edad, llega a Etruria por encargo de su obispo, monseñor Reginaldo Toro, para bendecir este cementerio. Era 19 de agosto de 1901", recordó monseñor Araya en su homilía.

"Dos años antes, los obispos argentinos  habían redactado en la  primera Pastoral Colectiva, y en esa pastoral, el Episcopado argentino había recomendado a los fieles preparar a los enfermos para recibir los sacramentos, de tal manera que estuvieran bien dispuestos y con el pleno uso de sus facultades, y no esperar el último momento para que no se asustaran de ver al cura. Ustedes saben que los enfermos no se asustan, porque necesitan de la presencia, de la gracia de Dios".

"El Episcopado en aquella oportunidad también añadía que la misión de la Iglesia no acababa con el ofrecimiento de los sacramentos, sino que continuaba bendiciendo el pedazo de tierra donde reposan los restos de los hijos de la Iglesia. Así como la Iglesia edifica templos para los vivos, tiene lugares sagrados para los difuntos", explicó.

"Esta era una de gran preocupación del obispo Toro y en ese contexto es que pidió a Brochero que bendijera el cementerio", añadió.

"Antes de ser canónigo en Córdoba, Brochero había escrito unas disposiciones para la convivencia del cura con los ayudantes y de los ayudantes con el cura. Me resultan muy oportunas y actuales las disposiciones". En ese sentido, enumeró: Compartir lo material, hacer con los ayudantes un retiro mensual, confesarse cada semana. "Él estaba dispuesto a la corrección fraterna. Y recomendaba: cuanto más pecadores fueran los fieles, con mayor dulzura y amabilidad debían tratarlos", recordó.

Dentro de esas disposiciones, monseñor Araya hizo hincapié en la importancia dada a las capillas y a los enfermos: "Irán a las capillas que les diga el cura y por el tiempo que él les diga, así como irán a las confesiones de enfermos, sin fijarse que ya ha ido varias veces seguidas el que sea designado por el cura".

"Cuentan los testigos que el Santo Cura Brochero, escuchando en una ocasión a dos párrocos que discutían acerca de a quién le correspondía atender a un enfermo; el cura ensilló la mula y montó en ella diciendo: voy yo porque hasta que se pongan de acuerdo se habrá muerto el enfermo", relató.

Luego se refirió al modo como se preparó en Cura Brochero para su muerte. "Cuando el padre José Pío Angulo, de Bell Ville, le dió los últimos sacramentos, pidió que le colocaran la sotana, eran las cinco de la tarde del sábado 24 de enero de 1914", recordó. "Brochero se mostraba entero, resignado, piadoso. Dijo mirando a la hostia consagrada: 'Esta es la despedida'", detalló.

"Ya la hermana Lucía Soto, esclava del Corazón de Jesús, afirmaba: 'He oído del presbítero Pío Angulo, quien lo asistió en sus últimos sacramentos, esta frase (del Cura Brochero): 'Ahora puestos los aperos estoy listo para el viaje. Lo demás queda a la misericordia de Dios'. Y comenta: 'Expresión muy típica del padre Brochero'", señaló el prelado.

Finalmente, y destacando la figura del cura gaucho, rezó para que en este tiempo tan difícil "los enfermos sean protegidos por  el poncho deshilachado de Brochero; y que nuestros hermanos difuntos en este cementerio descansen abrazados por  la sombra de la Cruz. Que gocen junto a Brochero y todos los santos de la vida eterna en el cielo".

En el marco de las celebraciones, fue bendecido en el cementerio un monumento dedicado a San José Gabriel del Rosario Brochero, de dos metros de altura.+