Murió un sacerdote de Quilmes que acompañó la Pastoral de la Salud por varios años

  • 2 de junio, 2025
  • Quilmes (Buenos Aires) (AICA)
El presbítero Daniel Sáez falleció a los 69 años y sus restos son velados hoy lunes 2 de junio de 9 a 14 en Casa Cuellas (Lisandro de la Torre 1130, Berazategui).

El obispado de Quilmes comunicó el fallecimiento del presbítero Daniel Sáez, el cual se produjo el domingo 1° de junio, a sus 69 años.

Sus restos son velados hoy lunes 2, de 9 a 14, en Casa Cuellas (Lisandro de la Torre 1130, Berazategui), donde el obispo diocesano, monseñor Carlos Tissera, presidirá la misa de exequias a las 12.30. Luego del velatorio se realizará el entierro en el Cementerio Municipal de esa ciudad (Av. Int. Nicolás Milazzo 368, Ranelagh), en la parcela de los sacerdotes.

El presbítero Daniel Sáez nació el 31 de marzo de 1956 en la provincia de San Juan.  Fue ordenado sacerdote el 23 de mayo de 1997 por monseñor Jorge Novak. 

El 3 de junio de 1997 fue designado vicario parroquial de Nuestra Señora de Luján del decanato Berazategui. El 12 de junio de ese año fue nombrado capellán del Hospital Evita Pueblo, de Berazategui, misión que llevó adelante hasta la actualidad. El 26 de diciembre de ese mismo año fue nombrado también capellán de la capilla Señor de Mailín y Nuestra Señora de Fátima, en Berazategui. 

El 28 de diciembre de 2000 es designado administrador parroquial de Santa Rosa de Lima. El 24 de marzo de 2003 asumió como vicario parroquial de San Cayetano y el 5 de marzo de 2004, como administrador parroquial de San Juan Bautista, todas del decanato Florencio Varela.

El 30 de diciembre de 2005, provisoriamente y en ausencia de ambos párrocos, fue nombrado administrador parroquial de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en el decanato Quilmes Oeste I, y de San Francisco Solano, en Quilmes Oeste II.

En estos últimos años su salud y sus condiciones físicas se vieron afectadas significativamente, no obstante no claudicó y vivió siempre la voluntad de Dios en cada momento con profunda fe. A pesar de la limitación en sus movimientos, visitaba el hospital y acompañaba a los agentes de Pastoral de la Salud. 

"El Señor lo llamó a su encuentro el domingo de la Fiesta de la Ascensión del Señor. Damos gracias al Señor por su vida y su ministerio entre nosotros, y le encomendamos su alma", manifestaron del obispado, encomendando a María Inmaculada que "fortalezca en el dolor a su familia, a sus amigos y a la diócesis donde él donó su vida".+