Mons. Barba: 'En Cuaresma, mirar honestamente hacia adentro de nuestros corazones'

  • 6 de marzo, 2025
  • San Luis (AICA)
El obispo de San Luis presidió la misa del miércoles de Ceniza y manifestó que "esas cenizas nos recuerdan lo que somos, pero también son la esperanza de lo que seremos".

El obispo de San Luis, monseñor Gabriel Barba, presidió la misa del miércoles de Ceniza, realizada en la catedral diocesana, que marcó el inicio de la Cuaresma.

En la homilía, manifestó que las cenizas "nos recuerdan lo que somos, pero son también la esperanza de lo que seremos. El gesto de inclinar la cabeza para recibir las cenizas es una invitación a mirar adentro de nosotros mismos". 

El prelado recordó aquello que el Papa Francisco dice en relación con las cenizas: que "nos ayudan a hacer memoria de la fragilidad y de la pequeñez de nuestra vida. Somos polvo, del polvo hemos sido creados y al polvo volveremos. Y son muchos los momentos en los que, mirando nuestra vida personal o la realidad que nos rodea, nos damos cuenta de que la existencia del hombre 'es tan sólo un soplo'".

"Nos lo enseña sobre todo la experiencia de la fragilidad, que experimentamos en nuestros cansancios, en las debilidades que debemos afrontar, en los miedos que nos habitan, en los fracasos que nos queman por dentro, en la caducidad de nuestros sueños, en el constatar qué efímeras son las cosas que poseemos", señaló. 

El pastor diocesano recordó también que "la enfermedad también nos hace experimentar fragilidades, como la pobreza y el dolor 'que a veces irrumpe de manera repentina sobre nosotros y sobre nuestras familias". 

"Francisco -agregó- advierte también acerca de los 'polvos en suspensión' que contaminan el mundo: 'La contraposición ideológica, la lógica de la prevaricación, el regreso de viejas ideologías identitarias que teorizan la exclusión del otro, la explotación de los recursos de la tierra, la violencia en todas sus formas y la guerra entre los pueblos".

"Todo ello es como 'polvo tóxico' que enturbia el aire de nuestro planeta, impidiendo la coexistencia pacífica, mientras crecen en nosotros, cada día, la incertidumbre y el miedo al futuro", subrayó.


La muerte exorcizada
"La fragilidad -dijo- nos recuerda la muerte, a menudo exorcizada en la sociedad de las apariencias e, incluso, en el lenguaje, 'pero que se impone como una realidad con la que debemos lidiar, signo de la precariedad y transitoriedad de nuestras vidas'".

Monseñor Barba aseguró que "mirarnos a nosotros mismos, inclinar la cabeza, pero también levantarla para mirar a aquel que resucita de las profundidades de la muerte, arrastrándonos también a nosotros de las cenizas del pecado y de la muerte a la gloria de la vida eterna, es la esperanza que se vive en Cuaresma. 

"Sin esta esperanza -subraya el Papa-, estamos condenados a soportar pasivamente la fragilidad de nuestra condición humana, a vivir en la tristeza y la desolación. Sin embargo, es importante recordar que somos 'polvo precioso a los ojos de Dios' y estamos destinados a la inmortalidad", dijo, citando una nota publicada por Vatican News.

Monseñor Barba también recordó que es tiempo de "oración, ayuno, limosna. Otra hoja de ruta hacia un mismo camino: Dios. Dios con nosotros, Dios con su pueblo". "Destacaba en primer lugar esta necesidad de retirarnos hacia adentro de donde habitamos. En lo profundo de nuestro corazón, puede habitar la gracia y también el pecado. Allí debemos trabajar y enfrentarnos a nuestra más profunda verdad. La santidad no se resuelve ni en la superficie ni en las formas", aseveró.

Y manifestó: "Este tiempo de Cuaresma es un tiempo para mirarnos honestamente hacia adentro de nuestros corazones y no preocuparnos en agitar el dedo acusador, que se regodea en la sangre del pecado de 'los otros'".

Finalmente, pidió que la Cuaresma sea "un nuevo tiempo de libertad interior; por eso, se nos llama una vez más a desprendernos y compartir por medio de la limosna. Limosna que no queda atada a lo monetario, sino al desprendimiento de lo que me ata egoístamente", precisó.+

-> Texto completo de la homilía