Rumbo a las celebraciones por los 400 años del acontecimiento de Luján
- 4 de febrero, 2025
- Salta (AICA)
Fieles de diversas diócesis unieron sus pasos en la primera etapa de una peregrinación mariana histórica, que llevará el mensaje de la Virgen a cada rincón del país, desde este año hasta el 2030.
Tras recorrer las provincias de Jujuy y Salta, concluyó en estos días la primera etapa de la peregrinación y misión por la unidad de la Argentina, que se realiza con el lema "Con María de Luján y su fiel esclavo Manuel, caminamos hacia los 400 años: 'Somos de la Virgen nomás'".
La caminata misionera, que se viene realizando por tramos, recorriendo todo el país hasta 2030, ya visitó diferentes localidades de esas dos provincias norteñas. Cuenta con el apoyo del obispo de Merlo-Moreno, monseñor Juan José Chaparro CMF, y del obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Jorge Torres Carbonell, delegado episcopal de la Pastoral Nacional de Santuarios y Religiosidad Popular.
Participan, además de fieles de esas dos jurisdicciones bonaerenses, otros provenientes de las arquidiócesis de Buenos Aires y Mercedes-Luján; y de las diócesis de Avellaneda-Lanús, Quilmes, San Miguel, Orán (Salta) y Añatuya (Santiago del Estero).
La primera etapa, que culminó el 24 de enero, abarcó el santuario de la Virgen del Rosario del Río Blanco y las ciudades jujeñas de Paypaya, Alto Comedero, Los Alisos, El Carmen y Perico; mientras que, en Salta, la pereginación pasó por las localidades de La Caldera, Vaqueros, San Lorenzo y la Silleta, por el santuario del Señor y la Virgen del Milagro (en la capital provincial), y el santuario de la Virgen de la Peña.
"Al llegar a los distintos pueblos y ciudades, nos esperaban con los misachicos, toques de campanas y procesiones", expresaron los peregrinos, que compartieron sus expectativas por el acontecimiento de los 400 años "y todo lo que llevábamos en el corazón".
En el transcurrir de la peregrinación, se dan dos momentos: uno en la ruta, donde predomina el silencio, el recogimiento, que invita a la intimidad con Dios, la reflexión y la oración, así como al rezo del Rosario, con algunos momentos de canto; y el otro se produce al entrar en los pueblos en procesión, con cantos y oraciones, y bendiciones a los hogares y a las personas que se acercan a rendirle su devoción a la Virgen, a cuyos pies se halla cada uno de los peregrinos.+