Mons. Olivera ordenó dos nuevos diáconos para el clero castrense

  • 20 de agosto, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
"El diácono es, para la Iglesia, siempre el recuerdo de lo que no podemos dejar de hacer, que es acordarnos del servicio a los más pobres", señaló el obispo.

Durante la solemnidad de Nuestra Señora Stella Maris, patrona de la Armada Argentina y de la Prefectura Naval Argentina, el obispo castrense para las Fuerzas Armadas y Federales de Seguridad de la Argentina, monseñor Santiago Olivera, ordenó diáconos a Carlos Paz y Antonio Shutg, durante la misa que presidió el domingo 18 de agosto en la catedral puesta bajo esa advocación mariana, ubicada en el barrio porteño de Retiro.  

Concelebraron la misa capellanes de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad y sacerdotes de las diócesis de Morón y Zárate-Campana. También participaron diáconos de esas jurisdicciones eclesiásticas, el Jefe del Estado Mayor de la Armada Argentina, vicealmirante Carlos María Allievi, fieles castrenses y diversos invitados.

En la homilía, monseñor Olivera, quien celebró ese día además el 16° aniversario de su ordenación episcopal, manifestó: "Es un día de fiesta, el día de Nuestra Señora Stella Maris, que festejamos con todos nuestros fieles. Sin duda, es un motivo de mucha alegría. Un día como hoy, fui ordenado obispo para la diócesis de Cruz del Eje y, en esta jornada, tengo la gracia de ordenar dos diáconos para nuestra Iglesia castrense".

"Para un obispo, ordenar nuevos ministros es como agrandar los brazos y el corazón para llegar y servir más y mejor al pueblo que se nos confía. Damos gracias a Dios por este regalo a nuestra Iglesia particular y peculiar", señaló.


A la luz del Evangelio de ese día, recordó que, en los Hechos de los Apóstoles "escuchamos lo que la tradición nos trasmite sobre los primeros diáconos de la Iglesia, hombres a los que eligen para que les den de comer a las viudas de origen griego, pobres e indefensas. Pero es bueno notar que no eligen sólo a siete hombres como mano de obra, sino que eligen a hombres de fe, hombres piadosos, creyentes, para que atiendan a las que más sufren, para que se hagan cargo, en nombre de todos, de hacernos visibles las necesidades de los más pobres".

El prelado aseguró que "debemos tener la capacidad, la hondura, una visión profunda y de largo alcance para descubrir lo que falta, cuando hay necesidad, cuando hay carencia, cuando hay dolor, cuando hay sufrimiento, cuando hay exclusión; ahí tiene que estar el diácono, ahí tiene que estar la Iglesia, que es diaconía, ahí tiene que estar el ministro que es 'servidor'". 

Y señaló: "El diácono es para la Iglesia siempre el recuerdo de lo que no podemos dejar de hacer, acordarnos del servicio a los más pobres y no hacernos los distraídos".

Finalmente, recordó que la caridad, "que es signo constante de nuestro diaconado, debe manifestarse en todo gesto de cercanía, con los que más necesitan, con los excluidos, con los que no cuentan para la sociedad. ¿A quiénes no debemos descuidar? ¿Quiénes están pidiendo nuestra ayuda?: estas preguntas deben encontrar respuesta valiente en nuestra Iglesia diocesana".+