Mons. Olivera invita al clero castrense a seguir sirviendo a los 'servidores de la Patria'

  • 6 de agosto, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
Fue en la misa con motivo de los 67 años de la creación del Vicariato -actualmente Obispado- Castrense, y del 41° aniversario de la consagración de la catedral Stella Maris.

El obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, invitó al clero del ordinariato a renovar "el propósito de responder al pedido del Señor y acoger la misión de seguir 'sirviendo a los servidores de la Patria'".

Fue en la misa con motivo del 67° aniversario de la creación del Vicariato -actualmente Obispado- Castrense, y de los 41 años de la consagración del templo de la catedral Stella Maris por el entonces nuncio apostólico, monseñor Ubaldo Calabresi.

"Para nuestra Iglesia castrense, este día es celebrado como fiesta y, para nuestra iglesia catedral, como verdadera solemnidad; pero la Palabra que hemos proclamado he querido que sea la misma que corresponde a este día litúrgico, porque nos habla de la fe, y es en la fe donde debemos ahondar y profundizar, es la fe la que con nuestros actos debemos manifestar", explicó.

"Hay un libro del querido obispo monseñor Justo Laguna titulado 'Luces y sombras de la Iglesia que amo', ya el título dice mucho, pero destaco del libro: 'La Iglesia es, por excelencia, la presencia del Reino de Dios aquí y ahora en este mundo, donde crecen juntos trigo y cizaña, y donde sale el sol sobre justos y pecadores'", recordó.


Citando otro pasaje, monseñor Olivera señaló dos "frutos buenos del trigo que resplandece y alimenta el espíritu": el siervo de Dios coronel Argentino del Valle Larrabure, "hombre de fe y de palabra, que amó a Dios y a la Patria hasta el fin, entregando y derramando su sangre por encarnar el Evangelio, amando aún a los que le hacían mal, a sus 'enemigos'"; y el venerable siervo de Dios Enrique Shaw, primero oficial de la Armada, después "esposo y padre de una numerosa familia, luego empresario ejemplar, con auténtica vocación de servicio, trabajando por el desarrollo y dignidad de sus empleados y obreros".

"La figura de estos hombres grandes y testigos valientes de la fe, nos animan en el camino y la misión recibida de Jesús. Nos suscitan una gratitud inmensa al Señor, que -como buen capitán- guía la barca de su Iglesia por el extenso territorio de nuestra nación y más allá de sus fronteras, donde- como Iglesia castrense- estamos presentes", subrayó.

Antes de concluir la homilía, monseñor Olivera expresó: "Porque nos sabemos enviados y con la presencia de un Superior Mayor, cuyas palabras consuelan y fortalecen, acatamos ese mandato del amor, como una orden de vida que da vida y esperanza; es el Señor Jesús que nos vuelve a decir: 'Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia'".

"Transitando el Año Diocesano de la Fe, primer año del trienio preparatorio al Año Jubilar 2027, renovamos el propósito de responder al pedido de Señor y acoger -con un corazón renovado y confiado- la misión de seguir 'sirviendo a los servidores de la Patria' desde la propia identidad de ministros", concluyó.+