Dos sacerdotes argentinos cuentan su experiencia en el encuentro sinodal de párrocos

  • 9 de mayo, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
Los presbíteros Francisco Benítez y Pedro Fournau dieron detalles de su participación en Roma de esas jornadas formativas y, en particular, de la audiencia con el Papa y los regalos que le llevaron.

Los presbíteros Francisco Benítez y Pedro Fournau -integrantes del equipo de sacerdotes que participó en Roma del encuentro de párrocos en el marco del Sínodo de la Sinodalidad- contaron su experiencia en esa instancia sinodal presidida por el Papa Francisco

Fue en diálogo con Caminos de Encuentro, el programa que produce la Oficina de Comunicación y Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), que conduce el presbítero Máximo Jurcinovic.

El padre Benítez, sacerdote de la diócesis de San Nicolás de los Arroyos, expresó: “Todavía nos falta tiempo para decantar toda la rica experiencia de esta semana y el compartir también con el Papa Francisco. Con nosotros participan cuatro sacerdotes más: el padre Galarza y el padre Canecín, de la diócesis de Formosa; el padre Raúl Frega, de la diócesis de Río Cuarto; y el padre Jorge Frigerio, de la diócesis de Cruz del Eje”.

El padre Fournau, de la arquidiócesis de Bahía Blanca, residente en el Seminario Arquidiocesano de Mercedes, donde colabora en la tarea formativa de los futuros pastores, compartió: “Este encuentro ha significado una experiencia sin precedentes; nunca la había tenido en esta dimensión de tocar, de ver, de palpar tanta diversidad que el Espíritu siembra en la vida de la Iglesia, y que se trasunta en los modos culturales en que vivimos el cristianismo en el mundo y a lo largo de la historia. Fueron cinco días de mucho trabajo, partiendo de la diversidad de realidades".

"Éramos 193 sacerdotes de 99 países distintos, así que el intercambio era riquísimo y, al mismo tiempo, la experiencia de la unidad, no sólo cuando pudimos verlo, saludarlo y escucharlo al que nos confirma en la unidad, pastor de pastores, que es el Pedro de este tiempo, el papa Francisco, sino también en el clima que hubo durante este trabajo pre-sinodal", detalló.

"Fue el aporte también de la metodología que se adoptó, la llamada 'conversación en el espíritu', de mucho intercambio, de contrapuntos por los puntos de vista diversos, pero de muchísima comunión fraterna, de saber que todos estamos comprometidos en este camino, que es eclesial, y que todos estamos convencidos de que el espíritu nos tiene que reformar, que la conversión pastoral la tenemos que hacer todos, y que nadie puede decir: 'Yo tengo una receta', ya que todos estamos en una búsqueda”, añadió.

El padre Benítez consideró también interesante que "esta era una respuesta a uno de los interrogantes que había hecho la síntesis de la primera etapa del sínodo, celebrado en octubre del año pasado, donde se invitaba a escuchar la voz de los pastores; digamos, los párrocos estamos generalmente, podemos decir, en la primera línea, porque estamos escuchando a la gente y, a la vez, escuchando a los pastores, a los obispos, a la Iglesia, digamos, institucional; entonces, como que estamos ahí, haciendo de puente en esa escucha, y por eso era importante escuchar la voz de los pastores; en esa línea, la Secretaría General del Sínodo convocó para dar respuesta a esa invitación", indicó. 

"Ha sido muy lindo, porque la parroquia, de alguna manera, es el laboratorio de la sinodalidad, y entonces lo interesante de nuestros aportes es el importante recorrido que tenemos los párrocos en América Latina, que hace a nuestra cultura sinodal y da respuesta a esa llamada de Francisco a recuperar la sinodalidad y reencausar la Iglesia en los frutos del Concilio Vaticano II. Y volver a recuperar así la dimensión de una Iglesia sinodal, donde se hable de la responsabilidad de todos los bautizados, porque todos hemos recibido el mismo Espíritu. La Iglesia se descubre entonces como un ministerio, una comunión y una misión”, aseguró.

El sacerdote sostuvo que "el desafío nos habla de la variedad de miradas, el valor de la escucha a todos en la acción del Espíritu Santo, que actúa en todos los bautizados. También el tema de la verdad, la defensa de la verdad en el camino del hacia dónde se dirige la Iglesia en el camino sinodal. Nuestro planteo es la verdad, es una persona concreta, que es Jesús, y que supone imitar sus gestos, sus actitudes, sus miradas, su capacidad de recibir y encontrar a todos, y expresar allí el amor de Dios", y recordó que el Papa lo reafirma expresando “a todos, todos, todos”.

Otro de los desafíos, según el padre Fournau, es que "el proceso sinodal no quede en lo anecdótico, sino ser parte de este camino eclesial; que no quede solo en textos, en propuestas o en eventos eclesiales o iniciativas, sino que debe ser parte de nosotros, pastores, para encauzarnos, entusiasmarnos y animarnos desde el Espíritu, y dejarnos llevar por esto; no se trata de que sabemos adónde queremos ir, sino que debemos dejarnos llevar por el Espíritu e imitar el camino de Abraham. La sinodalidad es un modo de ser especialmente en este tiempo, un modo eclesial, no una palabra de modo, sino un modo de ser y celebrar la Iglesia".

"El fundamento es profundizar la eclesiología dada en el Concilio Vaticano II, ya que somos todos un pueblo que peregrina, todos debemos participar en los discernimientos, no porque todos tengamos el mismo nivel en la toma de decisiones, sino porque todos somos corresponsables", subrayó.

En agradecimiento, los sacerdotes argentinos le regalaron al Santo Padre un cuadro del beato Eduardo Pironio de joven, de la época en que brindaba sus servicios en el seminario de Mercedes, y un 'frasquito' con aceite de la lámpara de la Virgen de Luján, como dos signos de la Iglesia en la Argentina.

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