Mons. Uriona: 'Somos peregrinos que venimos a postrarnos ante el Señor Crucificado'

  • 2 de mayo, 2024
  • Río Cuarto (Córdoba) (AICA)
El obispo de Río Cuarto encabezó la celebración eucarística en una nueva peregrinación diocesana al santuario del Señor de la Buena Muerte, ubicado en Reducción.

En el día de San José Obrero, patrono de los trabajadores, el obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, encabezó la misa de la fiesta del Señor de la Buena Muerte en la localidad de Reducción, que se celebró el miércoles 1° de mayo y que continuará durante este viernes 3.

Con la presencia de cientos de peregrinos, el prelado manifestó: “Hemos venido como peregrinos, una vez más, al santuario de Reducción para implorar la protección del Señor de la Buena Muerte y celebrar a San José Obrero, patrono de los trabajadores”.

Señaló, además, que “queremos sentirnos cercanos al pueblo argentino que sufre desde hace mucho tiempo. Comprobamos muchas situaciones que atentan contra la dignidad infinita de la persona humana, como, por ejemplo: el avance de la pandemia silenciosa del narcotráfico; la realidad de tantos ancianos a los que se les presenta el drama de elegir entre comer o comprar los medicamentos, porque la jubilación no alcanza; la de comedores comunitarios que se cierran; la vida inocente no respetada, ya sea la que no ha nacido como la de muchísimos niños y niñas, ya nacidos, que se debaten entre la miseria y la marginación; también, la angustia de tantos hermanos sin trabajo”. 

“Se suma además -dijo-, a este sufrimiento, el miedo a salir a la calle por la inseguridad y la violencia generalizada. Venimos entonces a los pies del Señor Crucificado, para que nos enseñe a amar auténticamente a los otros. En la noche de la Última Cena, Él había lavado a los pies a sus discípulos enseñándoles, a través de ese gesto de humildad, la importancia de estar al servicio”.

“Tenemos que aprender a amar a través de gestos concretos, porque nuestros gestos son el modo de demostrar que entendemos su dolor y que nos implicamos personalmente en sus gozos y esperanzas, en sus sufrimientos y problemas”, agregó.

“Como decía el Papa Francisco, tendamos la mano a los demás, porque “tender la mano hace descubrir, en primer lugar a quien lo hace, que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan sentido a la vida”, agregó.

Y añadió: “También queremos pedirle al Crucificado que nos conceda el don de la alegría. Queremos seguir confiando en el camino democrático, con la firme esperanza de que podemos salir adelante con el aporte de todos, particularmente de aquellos que nos gobiernan, con la certeza de que es fundamental apostar por el diálogo, ‘poniéndonos la patria al hombro’, como tantos veces nos pidió el Papa Francisco”.

Finalmente, el diocesano destacó: “Somos peregrinos que venimos a postrarnos ante el Señor Crucificado, que entregó su vida por nosotros. La Cruz es la mayor expresión del Amor Misericordioso del Padre y nosotros, conscientes por la fe de ese amor, venimos a sacar fuerzas para nuestro caminar en medio de las dificultades de esta vida”. 

“Nos acercamos a Él con fe y humildad, trayendo nuestras penas y dolores y las de todo el pueblo argentino, con la firme confianza de que escuchará nuestras plegarias”, enfatizó para terminar.+