Mons. Moon: 'El fruto que Dios espera de nosotros es la conversión real, no de palabra'
- 12 de octubre, 2023
- Venado Tuerto (Santa Fe) (AICA)
"La conversión consiste, en primer lugar, en obras solidarias y hechos de caridad, no en palabras", aseguró el obispo de Venado Tuerto, quien además destacó que ese proceso "se da de forma paulatina".
El obispo de Venado Tuerto, monseñor Han Lim Moon, reflexionó a la luz de las lecturas bíblicas del domingo pasao y resaltó que el “fruto que Dios espera de nosotros es la conversión real, no de palabra. La conversión consiste, en primer lugar, en obras solidarias y hechos de caridad, no en palabras”.
“Un cristiano convertido, porque conoció personalmente a Cristo y su amor, se convierte en proclamador de su buena noticia de amor a los demás. Muchas veces los católicos no hablamos de Dios, pero un cristiano convertido verdaderamente debe hablar de Cristo, no por obligación, sino porque le nace solo; habla de lo que tiene en el corazón, lo hace con alegría y, al hacerlo, el otro que nos escucha se convierte en nuevo proclamador de la Buena Noticia”, continuó.
El prelado destacó que, “cuando se da este segundo paso, al que le hablamos de Cristo se convierte y él a su vez se convierte en proclamador de la Buena Noticia; ahí nuestra conversión es perfecta”.
Otro fruto de una conversión real, dijo, es la comunión: “Entre todos nosotros, formando una comunidad concreta, donde reina la alegría de estar juntos y estar juntos ya es un motivo de alegría. A nosotros, como cristianos, al venir a la misa dominical y estar en torno a la mesa del Señor, eso nos debería producir alegría, de estar juntos por la comunión”.
Para que esto se dé, señaló, “es necesario cumplir tres condiciones importantes: La primera es siempre estar íntimamente unidos con el Señor a través de nuestra oración; la segunda es que se necesita la poda de la viña, que muchas veces duele, pero con la esperanza de dar muchos y buenos frutos; y la tercera es la presencia del Espíritu Santo, ya que sin su ayuda nunca vamos a tener fecundidad”.
Al mismo tiempo, aclaró que la “conversión que Dios nos está pidiendo tiene dos aspectos: por un lado es obra de Dios, ya que por la gracia de Dios nos convertimos; y por otro lado es obra nuestra, porque tenemos que colaborar con Dios”.
Finalmente, manifestó que “nuestra conversión se da de forma paulatina, progresiva, no de un día para otro. La conversión es, en el fondo, para que estemos más felices y nuestra alegría sea completa en el Señor”.+