Mons. Mestre: "Humildad y gratuidad para saber que lugar ocupamos en el banquete del Reino

  • 1 de septiembre, 2022
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Mar del Plata se refirió a la humildad y la gratitud como el camino más claro "para encontrar el lugar, el puesto, el sitio, el 'asiento' en el banquete, en la vida".

En el domingo 22° durante el año, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Antonio Mestre ofreció los tradicionales tres puntos para reflexionar: La auténtica humildad ante la tentación del orgullo y la soberbia; la gratitud en medio del cálculo y la búsqueda febril de recompensa; mi lugar en el mundo.

La auténtica humildad ante la tentación del orgullo y la soberbia
En este primer punto, el prelado recordó la importancia de buscar la humildad como verdadera virtud. “Es descubrirse pequeño ante la grandeza de Dios. Es modestia, es buscar el último lugar, es servir”.  “Hay que ser humildes y no hacerse los humildes. Son dos cosas distintas. Hay personas que son muy soberbias y tienen actitudes de mosquita muerta con las que quieren simular la humildad que no poseen en su corazón”, expresó.

Asimismo, invitó a reflexionar si verdaderamente “comprendemos bien el concepto de humildad o tendemos a hacer ‘caricaturas’ de esta preciosa virtud”, o si “captamos realmente el valor y la importancia de la humildad”.

La gratitud en medio del cálculo y la búsqueda febril de recompensa
En otro de los puntos, el obispo de Mar del Plata reflexionó sobre el concepto de gratitud, “una palabra, tal vez un poco abstracta, pero muy importante en el mundo actual”, ya que la gratitud “es experimentar la alegría de la libertad de ser invitado y de invitar sin esperar en ambos casos nada a cambio. Gratitud es don, regalo, generosidad, desinterés”.

“Vivir la gratitud implica superar la mezquindad, el mero cálculo en las relaciones interpersonales, la sola conveniencia particular, la búsqueda desesperada de recompensa, el ser interesados, la obsesión por los derechos individuales heridos que llevan a vivir reclamando constantemente todo”.

La gratitud es “no perderse en la dinámica de las propias necesidades afectivas sino mirar al otro en cuanto otro y preguntarme qué puedo hacerle de bien”, dijo monseñor Mestre, quien aseguró que “es esto lo que Jesús quiere de nosotros y en una sociedad tan calculadora, tan pendiente de la retribución y la recompensa, la gratitud nos permite ser testigos de un Dios que gratuitamente nos crea y gratuitamente nos salva. Gratuidad y humildad van de la mano”.

Al respecto,  animó a meditar “si vivo pendiente del cálculo humano en todos los ámbitos de la vida” o si “mis relaciones con los hermanos se manejan en la dinámica del “trueque”: doy para que me den; o, si me dan algo entonces sí doy yo”.

Mi lugar en el mundo
En este último punto, el prelado añadió que además de las dos virtudes anteriores, humildad y gratuidad, que son el camino más claro “para encontrar el lugar, el puesto, el sitio, el ‘asiento’ en el banquete, en la vida, puede ocurrir que no sepamos dónde sentarnos, es decir, en algunos momentos de la vida no sabemos cuál es nuestro lugar y esto nos hace entrar en crisis”, manifestó.

El obispo aseguró que “tal vez no sabemos con exactitud cuál será el lugar que Dios tiene reservado para cada uno de nosotros, pero estamos invitados a realizar un camino de discernimiento marcado por la humildad y la gratuidad. Así no nos vamos a equivocar”. “De la mano de la humildad y de la gratuidad vamos a redescubrir constantemente nuestra identidad profunda y saber el lugar que realmente ocupamos en el banquete del Reino y en nuestra vida”, agregó.

Finalmente, se preguntó, si “he descubierto mi lugar en el mundo" o si "sé cuál es mi sitio en la vida en este momento particular de mi historia”.+