Mons. Moon: "La herencia más perfecta y plena para nosotros es ser hijos de Dios"

  • 4 de agosto, 2022
  • Venado Tuerto (Santa Fe) (AICA)
El obispo de Venado Tuerto aseguró que lo único que "nos garantiza la vida eterna" es "vivir como hijos de Dios".

En el 18° domingo del tiempo ordinario, el obispo de Venado Tuerto, monseñor Han Lim Moon, compartió algunas reflexiones en torno a las enseñanzas del Evangelio compartido.

El prelado se refirió al concepto de avaricia, que se menciona más de una vez en las lecturas del último domingo. “Avaricia o codicia es un afán desenfrenado para acumular tanto la riqueza material, como de honor o de conocimiento, distintas cosas”, señaló.

En ese sentido, además, planteó que “si uno acumula las cosas previendo una vida digna para sí, para los demás, para los familiares, no habría problema. Pero si uno acumula las cosas por acumular ya no es para una vida digna y entonces el medio se convierte en el fin”. 

“Ahí se comete un error grave, porque si es acumular solo para sí, es pésimo, porque está pensando que eso le va a garantizar la vida mucho tiempo”, agregó, al tiempo que aseguró que “si uno acumula para compartir con los hermanos, eso sí es excelente”. 

Asimismo, recordando que Jesús siempre decía que es mejor “ser ricos a los ojos de Dios para garantizar la vida eterna”, monseñor Moon propuso “cuatro clases de personas”. Primeramente, se refirió a aquella persona que es rica-rica, “es decir, tiene muchas cosas materiales, conocimientos y es rico en compartir porque su corazón es generoso”.

Luego, continuó, “está quien es rico y tacaño, porque tiene muchas cosas materiales y conocimientos, pero es pobre de corazón y por eso digo que es un pobre rico”. “Después hay otra clase de personas que son pobres pero ricos, porque aunque materialmente no tienen mucho, tienen un corazón grande, generoso y comparten con los demás pobres”, prosiguió. Y luego, dijo, está quien es “materialmente pobre e interiormente pobre”. 

Recordó que lo más importante es tener presente que Jesús siempre “nos alienta a compartir con los demás hermanos lo que uno tiene. Es decir, de tener y poseer, a compartir”.

Finalmente, señaló que “la herencia más perfecta, plena para nosotros, es ser hijos de Dios” y que “vivir como hijos de Dios nos garantiza la vida eterna”.+