Card. Poli: "Todo lo que se acerca a la Eucaristía se transforma, se llena de vida y de paz"

  • 18 de junio, 2022
  • Buenos Aires (AICA)
En la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el arzobispo de Buenos Aires se refirió al sacramento de la Eucaristía como "el pan de Jesús que enseña una buena noticia".

La arquidiócesis de Buenos Aires celebró este sábado 18 la solemnidad de Corpus Christi, que finalizó con la procesión y la bendición con el Santísimo Sacramento. La fiesta del Corpus comenzó con la procesión juvenil que congregó a jóvenes y personas de diversas comunidades parroquiales en la plaza del Congreso, que luego se dirigieron por Avenida de Mayo hasta el atrio de la catedral, donde a las 15 comenzó la celebración de la misa que fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Aurelio Poli, y concelebrada por los obispos auxiliares de la arquidiócesis, monseñor Enrique Eguía Seguí, monseñor José María Baliña, monseñor Ernesto Giobando SJ, monseñor Gustavo Oscar Carrara, monseñor Joaquín Mariano Sucunza, monseñor Alejandro Daniel Giorgi y monseñor Juan Carlos Ares, junto con monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo emérito de Avellaneda-Lanús y monseñor Virginio Domingo Bressanelli SCJ, obispo emérito de Neuquén, y miembros del clero porteño. También estuvieron presentes autoridades del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. 

Acompañados por el lema "Somos la Iglesia de la Eucaristía", el arzobispo de Buenos Aires agradeció especialmente la presencia de los niños, adolescentes y jóvenes que vinieron desde Congreso cantando alegremente y rezando también en este día, así como también “a los abuelos, firmes en el Corpus y que nos dan testimonio de fidelidad”.

En la homilía, el cardenal Poli expresó que “después de escuchar la Palabra, no nos sorprende que una multitud siga a Jesús, como nosotros, porque Él ante todo les anuncia el reino de Dios y los invita a buscarlo en primer lugar, antes de cualquier otro bien, pues en relación a Él todo se convierte en lo demás”.

En ese sentido, manifestó que “el pan de Jesús es la enseñanza de una buena noticia y el anuncio de la salvación que Él ha venido a traernos”. Refiriéndose al milagro de Jesús en la multiplicación de los panes, señaló que Jesús “nos alentó a vencer nuestras diferencias y a sentir como propias las necesidades de los otros. Los gestos de la multiplicación de los panes nos recuerdan a los de la Última Cena y primera Eucaristía antes de su Pasión”.

Asimismo, destacó que el “milagro de la multiplicación acontece en cada misa”, como “en esta que estamos celebrando”. “Es el don que el Señor hizo a su Iglesia de una vez para siempre, es misterio de amor que se actualiza en cada consagración cuando hacemos memoria de sus palabras, que transforman el pan en su cuerpo y el vino en su sangre”.

En realidad, continuó, “todo lo que se acerca a la Eucaristía se transforma, se llena de vida y de paz, la que da el Señor resucitado a sus amigos. En la Eucaristía se alimenta la pasión por la misión y el compromiso por el bien común”.

El cardenal Poli recordó que durante las asambleas del sínodo arquidiocesano “decíamos que no podíamos vivir sin el fuego de la celebración eucarística, porque no habrá la necesaria espiritualidad de comunión para anunciar que Cristo está presente y cercano a todos en la ciudad. Mientras vamos de camino toda la vida que compartimos los ciudadanos de Buenos Aires, los gozos y las esperanzas, las tristezas y angustias, se vuelen oración, alabanza y súplica en nuestras misas, en presencia del cuerpo y la sangre de Jesús, que adoramos esta tarde. Fuente inacabable de amor y gracia”, agregó.

Finalmente, el arzobispo de Buenos Aires señaló que “hoy queremos volver a confirmar nuestra identidad más profunda. Somos la Iglesia de la Eucaristía, de la misa y de los sacramentos que dan vida en abundancia, somos la Iglesia de Cáritas y de los pobres para partir el pan cotidiano y el pan que salva. Somos la Iglesia de la escucha y el perdón, somos la Iglesia samaritana y fraterna que no se justifica cuando podemos hacer algo por el otro. Somos la Iglesia que existe para evangelizar y anunciar que Cristo está vivo en nuestros barrios”.

Luego de la misa, se realizó la procesión con el Santísimo Sacramento por las calles porteñas, la que, acompañada por el clero y la comunidad, concluyó con la bendición eucarística impartida desde el atrio de la catedral.+