Mons. Fassi: Contención y trabajo conjunto para combatir el drama de las adicciones

  • 7 de febrero, 2022
  • San Martín (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de San Martín, monseñor Martín Fassi, presidió el 6 de febrero una misa por las víctimas de las drogas y sus familias. "Toda la droga es mala porque daña y mata", destacó.

Con una misa presidida por el obispo de San Martín, monseñor Martín Fassi, en el santuario de Nuestra Señora de Lourdes, de Santos Lugares, la comunidad rezó por las víctimas del consumo de droga adulterada, por sus familias, y por quienes viven el drama de las adicciones.

En su homilía, monseñor Fassi expresó: "Estamos reunidos hoy aquí convocados por el dolor de muchas familias. Es un dolor que a la vez nos debe indignar y llenar de vergüenza. Por eso traemos el llanto de muchas madres y familias que han visto morir a sus seres queridos. Traemos ese dolor a los pies de la Virgen, porque ella entiende el dolor de las madres y porque a la vez se compromete con ese dolor. Y queremos decirles a los que sufren el drama de las adicciones que no están solos".

"Por culpa de lo que se da en llamar en estos días 'droga adulterada' muchos han perdido la vida, otras penden de un hilo y sin saber cómo quedara su salud", lamentó el obispo, al tiempo que advirtió: "Entendámoslo bien, no hay una droga buena y otra mala, toda droga es mala porque daña y mata. Sea legal o ilegal, siempre puede terminar matando la persona que la consume. No entendemos cómo pueden volver a aparecer proyectos de ley que quieran legalizarla, cuando lo más necesario sería que aparezcan políticas de Estado que propongan leyes de protección y cuidado para las personas vulnerables".

Y citando la carta sobre el tema publicada por los obispos de la Región Buenos Aires, señaló: "Frente a la tragedia que se está viviendo es necesario distinguir entre la oferta de droga que llamamos narcotráfico y la creciente demanda del consumo" Esto último, agregó, "tiene que ver con los problemas más profundos de nuestra sociedad: falta de horizontes humanos y laborales, profundas crisis familiares, el déficit enorme de nuestra educación, la profunda soledad y la necesidad de afecto".

Esta tragedia, reconoció el prelado, "nos entristece porque refleja nuestra sociedad deshumanizada ante el problema de las adicciones". Y lamentó: "Cuando grupos de organizaciones se aprovechan de estos problemas más profundos de nuestra sociedad y se dedican a lucrar con la vulnerabilidad de las personas, cuando es un secreto a voces que este sistema solo puede funcionar de la mano de la corrupción en el orden público y privado, cuando esto sucede, deja a la sociedad en una situación de indefensión e impotencia. Y esto es perverso".

“No nos cansemos de pedir a las autoridades del Estado Nacional, que se ocupen de ir detrás de los mecanismos de corrupción en todos sus niveles”, insistió, citando la carta de los obispos de Buenos Aires. "También pedimos a los responsables de comunicación, noticias claras que no confundan a la población sobre la verdadera cuestión del problema", exhortó. "El narcotráfico no es un problema que se origina en los barrios populares, que llamamos villas. Es triste ver la humillación de los vecinos de Puerta 8, muchos vecinos honestos y trabajadores, ser estigmatizados como 'barrio narco'. No confundamos, no es allí donde está el origen de este mal. No es lo mismo narcotráfico que narcomenudeo", aclaró.

Monseñor Fassi insistió también en una Ley de Emergencia en Adicciones, que sea fruto de la “mejor política”, al decir del papa Francisco en Fratelli Tutti, y como expresión de un “humanismo que sitúe a la persona en el centro del discurso socioeconómico y cultural.” Y reiteró el llamado a toda la sociedad para "trabajar juntos fuertemente en la prevención de las adicciones".

"Necesitamos ser una comunidad que asuma el dolor y sane las heridas de los otros”, exhortó. "Como creyentes cristianos lo que estamos viviendo hoy nos llama a preguntarnos sobre nuestra capacidad de compasión. No caigamos en la adicción de la negación del problema".

"Es la compasión, el sentir con el otro lo que provoca en cada uno la mayor creatividad para superar el mal a fuerza de bien, a fuerza de genio creativo".

"Es esperanzador ver en muchos de nuestros barrios la presencia de organizaciones sociales y religiosas que trabajan en la contención y acompañamiento en la superación de adicciones. Porque si hay oferta de droga es porque hay demanda. Y si hay demanda es porque hay un corazón que sufre. Es a ese corazón que sufre a quien nos envía el Señor", destacó monseñor Fassi. "Y así como Jesús invita a Pedro a 'navegar mar adentro' es decir a no darse por vencido y a ahondar en la problemática, así como Iglesia queremos seguir ofreciendo y creciendo en la capacidad de acogida y contención a aquellos que buscan una solución a su angustia y sufrimiento por el errado camino de las drogas", aseguró. "La droga es una huida al sufrimiento, no su solución. Sufrimiento que tiene su origen en un complejo sistema de inequidad social en la que vivimos".

Y refiriéndose al Evangelio, citó: “'No temas, en adelante serás pescador de hombres'. Escuchemos esta declaración de Jesús, que llegue a cada uno de nosotros aquí presentes y también ausentes. No podemos solos con el problema, pero como ese día de la pesca milagrosa, provocó que los discípulos debieran ayudarse los unos a los otros para rescatar tantos pescados, así también nosotros estamos llamados a aunar creativamente nuestras manos y organizarlas para contener a tantos pibes y pibas de nuestros barrios y ciudades. Es el corazón compasivo por el otro que provoca creatividad y organización. Y de la buena".

"A las familias que sufren especialmente en estos días por lo que estamos viviendo queremos decirles que no queremos dejarlos solos aunque el problema nos supere a todos. Como la Virgen María, queremos ser una Iglesia cercana y misericordiosa, comprometida para organizar, como nos gusta decir, 'experiencias de salvación comunitaria'", concluyó.+