Mons. Mestre: "La suerte del discípulo no es diferente a la de su Maestro"

  • 22 de septiembre, 2021
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Mar del Plata resumió en sus tradicionales tres puntitos las lecturas de este domingo y finalizó compartiendo una poesía.

Monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, reflexionó sobre las lecturas de este domingo 25° y las resumió en tres puntitos. Advirtió que "debemos tener cuidado con la ambición desmedida que es causa de todos los males", y recordó el don de la redención de Jesús. Por último, resaltó la importancia de "ser como niños". 

Ustedes ambicionan
Para comenzar, monseñor Mestre se refirió a esta frase de la carta del apostol Santiago y argumentó que “puede aglutinar muchos de los elementos negativos del ser humano que aparecen en todas las lecturas de hoy”. Entre ellos mencionó la rivalidad, la discordia, la envidia, la impiedad, los ultrajes, los soberbios. 

En este sentido, remarcó: “Se podría ver cómo a la raíz de los diversos males está siempre la ambición desordenada, la ambición desmedida que lleva desordenar todo en la vida”. Y explicó que “se da a gran escala en lo social y político; y se da a pequeña escala en las relaciones interpersonales, entre las personas de una familia y los grupos”. Incluso objetó que “en situaciones más graves esta misma ambición desmedida lleva a una escalada de violencia que perjudica de forma severa la vida de los seres humanos y el tejido social”.

Jesús es el Justo puesto a prueba
En el segundo punto, el obispo expresó que “Jesús es el Justo con mayúscula que es puesto a prueba”, y añadió: “Es fiel y nos ama hasta la muerte dando su vida. Él, que no tiene pecado, que es el Justo, se humilla, se abaja, se hace el último para rescatarnos y salvarnos a todos.”

En cuanto a esto, reafirmó que “una vez más damos gracias por el don de la redención, es decir el Dios misericordioso que nos salva”. Y advirtió: “La suerte del discípulo no es diferente a la de su Maestro. Es por eso que, a nosotros, en la vida, en muchas circunstancias, nos toca o nos tocará experimentar esta situación del justo puesto a prueba: por ser fieles al Señor seremos puestos a prueba, perseguidos, rechazados o no tenidos en cuenta. Por la fuerza del Maestro y como el Señor, tenemos que ser fieles, humildes y entregar la vida”.

El niño como modelo
Para finalizar, el prelado detalló que “dentro de la observancia judía de aquella época, los niños eran mal vistos porque constantemente infringían las normas de la Ley por no poder practicarla todavía. Jesús da vuelta el argumento y es la inocencia del niño la que hay que tener presente para ser discípulo de Dios”.

En tanto, destacó que “la actitud de dependencia del niño con su papá y su mamá es la que debe tener el seguidor del Señor con su Dios. Por último, concluyó con una referencia a un poema: “El gran escritor español Miguel de Unamuno, en su lucha por creer en Dios, le pide paradójicamente a Dios volver a ser como niño. Creo que también nosotros, creyentes, podemos apropiarnos de esta poesía para pedir volver a ser como niños en nuestro camino de fe”. 

A continuación, la poesía que citó monseñor Mestre:

Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar,
la hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.

Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad,
vuélveme a la edad bendita,
en que vivir es soñar.+