Mons. Mestre: "Tan humano y tan divino"

  • 14 de septiembre, 2021
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
En su homilía de este domingo, el obispo invitó a pensar en tres puntitos si "somos coherentes con nuestra fe" y se preguntó qué significa Jesús para cada uno.

Este domingo 24° durante el año, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, invitó a repensar la pregunta que hace Jesús: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. “Esta no es una encuesta de popularidad", aseguró el prelado.

El obispo reflexionó en tres puntitos las respuestas de Pedro, tanto cuando Jesús le hace esta pregunta, como cuando Él empieza a revelar que deberá sufrir. También, el obispo encontró respuestas en la segunda lectura, y, por último, buscó centrarse en “qué significa Jesús para nosotros”. 

Todos participamos de la ambivalencia de Pedro
A raíz de esta observación, comenzó el primer punto. “Por nuestra propia debilidad somos un poco ciclotímicos en nuestra vida de fe y vamos de un punto a otro con una cierta esquizofrenia espiritual”, advirtió. En cuanto a esto, observó que “Pedro tiene esta actitud muchas veces: aquí, cuando se hunde al caminar sobre las aguas, en el lavatorio de pies, en las negaciones”.

“Pedro profesa la fe muy bien con los labios, pero cae por debilidad cuando tiene que llevar eso mismo que profesa a la vida. En estas ambivalencias de Pedro están presentes nuestras pequeñas o grandes ambivalencias en nuestro camino como discípulos misioneros del Señor”, subrayó.

Coherencia
En el siguiente punto, monseñor Mestre vio la clave en la segunda lectura para salir de esta ambivalencia. “Santiago nos invita a ser coherentes. A expresar nuestra fe en las obras para que no sea una fe muerta”. De esta forma, exhortó a que “tengamos presente que la coherencia es un elemento esencial para poder ser una verdadera Iglesia Profética” y provocó con esta pregunta: “¿Dejo que mi fe se exprese, obre, se difunda por mis actitudes de amor?”

¿Quién es Jesús para mí?
“El núcleo del evangelio de hoy está en preguntarnos quién es Jesús para cada uno de nosotros”, entendió y añadió: “Jesús inmutable y el mismo desde siempre y para siempre. Sin embargo, nuestra comprensión e imagen de Dios, puede ser imperfecta y limitada. Él es tan humano que negamos en la práctica su divinidad, o tan divino que negamos en la práctica su humanidad”

En ese sentido, aconsejó que “a la luz de la Escritura y la Tradición, guiados por el Magisterio, leyendo la Biblia y con la gracia de los sacramentos crecemos en fidelidad al Dios verdadero, al auténtico, al que supera toda medida humana". Para terminar, concluyó: “Jesús, como a Pedro, nos invita a no enfrentarlo sino a ponernos detrás de Él, es decir, volver a ser siempre discípulos del Maestro para tener una adecuada imagen de Dios”.+