Mons. Mestre: "Una verdadera cultura de la comunicación y del encuentro"

  • 8 de septiembre, 2021
  • Mar del Plata (Buenos Aires)
En su reflexión de este domingo, el obispo de Mar del Plata predicó con tres puntitos resumidos en "incomunicación", ¡efatá!: ¡ábrete!" y "no hagan acepción de personas".

En su homilía del domingo 23 durante el año, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, invitó a “estar atentos a la enfermedad de la incomunicación”, a “abrirnos al encuentro con Dios y los hermanos” y a “no hacer acepción de personas”.

Incomunicación
Para comenzar, el obispo mencionó: “La palabra griega que aquí se traduce como sordomudo es mogilálon” y agregó que “el eje está puesto en la enfermedad de la incomunicación. “En la era de las redes y de los grandes medios de comunicación esta puede ser también nuestra peor enfermedad. Tener muchos medios pero no estar realmente comunicados en profundidad, de corazón a corazón. La enfermedad de resistirnos a escuchar y comunicarnos”, lamentó.

“No hay peor sordo que el que no quiere oír, dice el refrán popular. La incomunicación es un mal de nuestro tiempo que ha adquirido algunos matices particulares en este tiempo de pandemia”, argumentó y exhortó a preguntarse “en qué situaciones soy sordo”.

 ¡Efatá!: ¡Ábrete!
En segundo lugar, el obispo resaltó que “el efatá de Jesús es una invitación a abrirse a la comunicación, a abrirse al encuentro y la comunicación con Dios y con el hermano. Es Jesús quién nos sana, involucrándose con nuestra vida, nuestra historia, nuestra humanidad”. Y profundizó: “El Señor hoy nos lleva aparte, mete los dedos en nuestras orejas, toca con su saliva nuestra lengua, nos dice efatá, y así nos desata, nos libera, cura nuestra sordera y hace fluida nuestra capacidad de comunicación”.

En ese sentido, invitó a “abrirnos al que nos da las fuerzas para lograr una verdadera cultura de la comunicación y del encuentro como nos dice el Papa Francisco”. 

No hagan acepción de personas
En el último punto, monseñor Mestre hizo alusión a la segunda lectura que “pone atención a la actitud de discriminación negativa que se puede dar en la vida”. Se pone como ejemplo al hombre vestido elegantemente y al otro vestido pobremente. 

“Muchas veces se dan situaciones de acepción de personas con dos actitudes negativas que, lamentablemente, suelen ser muy cotidianas en los grupos y en las familias: las comparaciones y las desvalorizaciones. Debemos rechazar de raíz esas comparaciones odiosas que generan heridas y conflictos en las personas. Tenemos que estar bien atentos para nunca desvalorizar a nadie por ningún motivo. Esto también daña el interior del hermano y luego es muy difícil recuperarlo”, advirtió el obispo.

En cuanto a esto, recordó que el evangelio “es siempre inclusivo e integrador” y concluyó con esta pregunta: “¿Participo de la cultura del descarte, haciendo acepción y dando como perdido por algún motivo a alguna persona o grupo?”+