La Iglesia marplatense recordó a Mons. Rau, "un hombre fiel a su tiempo"

  • 23 de agosto, 2021
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
Con una misa presidida por monseñor Gabriel Mestre, la Iglesia en Mar del Plata recordó a su primer obispo, monseñor Enrique Rau, al cumplirse 50 años de su fallecimiento.

El obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, presidió una misa en homenaje al primer diocesano, monseñor Enrique Rau, al cumplirse 50 años de su fallecimiento.

Siendo obispo de Resistencia, el 13 de marzo de 1957, monseñor Rau fue trasladado por Pío XII a la recientemente creada diócesis de Mar del Plata, de la que tomó posesión el 22 de junio de ese año y la gobernó hasta su fallecimiento el 20 de agosto de 1971.

En su homilía, monseñor Mestre propuso tres breves pensamientos centrados en las palabras "liturgia, pastoral, y tiempo".

Para empezar, describió la liturgia como "expresión profunda del amor a Dios". Al respecto, señaló que "el amor a Dios es reflejo de una espiritualidad madura que tiene su germen en la oración personal y comunitaria, que se expresa de modo especialísimo en la liturgia, como fuente y culmen de la vida de la Iglesia".

La liturgia, recordó el prelado, "ha sido uno de los focos principales de reflexión teológica de monseñor Enrique Rau. Una liturgia que superando la tentación de todo rubricismo hierático y acartonado, es realmente alabanza vital y adoración gloriosa de la Santa Trinidad. Una liturgia que nuestro primer obispo supo actualizar e inculturar en Mar del Plata, en Argentina y, sobre todo, en su trabajo en la Consilium ad exsequendam constitutionem de sacra liturgia, organismo creado por el Papa San Pablo VI y del cual monseñor Enrique Rau fue el único miembro activo de Latinoamérica nombrado por el mismo Papa".

En ese sentido, anheló "¡Que como monseñor Enrique Rau podamos crecer en una liturgia profundamente teologal de alabanza a la Trinidad, renovada siempre a la luz de las versátiles sensibilidades culturales de nuestro Pueblo!

En segundo lugar, el obispo marplatense se refirió a la organización pastoral, "espacio de amor a la humanidad". En este punto, profundizó sobre el amor al prójimo en el ejercicio pastoral de la Iglesia. "El amor a nuestros hermanos expresa el sentido más profundo de la palabra pastoral. Toda pastoral orgánica, bien entendida y en clave eclesial, tiene como su fundamento último en el amor y compasión de Cristo por la humanidad, que la Iglesia hoy debe realizar en el mundo", señaló.

"Monseñor Enrique Rau fue también un verdadero teólogo del misterio de la Iglesia. Siempre, su alta teología, se tradujo en un profundo sentido pastoral que lo llevó a organizar, junto a sus ministros, consagrados y laicos, la recién creada Diócesis de Mar del Plata. Sabemos que fue el creador de la Escuela Universitaria de Teología, el impulsor de la renovación catequística en clave bíblico-litúrgica y tantas otras iniciativas que se podrían narrar como parte de nuestra memoria diocesana", enumeró.

"¡Que como monseñor Enrique Rau podamos hoy, en nuestro camino sinodal, hacer de la pastoral orgánica diocesana, un verdadero espacio de audacia del Espíritu para la renovación de la evangelización y la catequesis!", exhortó.

Finalmente, describió a monseñor Rau como "un hombre fiel a su tiempo". "Dios se revela, se da a conocer, se manifiesta en la historia y en el tiempo, en cada tiempo particular con sus nombres, lugares y acontecimientos puntuales", afirmó.

"Monseñor Enrique Rau, resplandece como un hombre fiel a su tiempo. Hemos recorrido parte de esta fidelidad en los puntos anteriores. Sabemos cuán grande y elocuente ha sido la fidelidad de monseñor Enrique Rau a los tiempos de Dios en la fecunda realización e implementación del Concilio Vaticano II: tiempo de gracia y también de resistencias que duran hasta la actualidad por falta de fidelidad a Dios en lo propio de cada tiempo", sostuvo.

"¡Que como monseñor Enrique Rau, podamos hoy responder a los desafíos de nuestro tiempo, para una mejor vivencia, transmisión y compromiso de la fe en nuestro tiempo sinodal!".

"Queridas hermanas y hermanos, todos los cantos de esta misa tienen letra de monseñor Enrique Rau: entrada, momento de las ofrendas, procesión de comunión y salida. La riqueza humana, espiritual, teológica y pastoral de nuestro primer obispo nos desafía y estimula hoy. Que una y mil veces, de la mano de la Bienaventurada Virgen María y del glorioso patriarca San José, juntos como Iglesia Diocesana podamos cantar: En medio de los pueblos, columna de verdad, la santa Iglesia se alza cual mística ciudad. ¡Oh Cristo, sálvanos! ¡Señor, defiéndenos! ¡Devuelve a la humanidad tu paz y la unidad!", concluyó.

Al término de la ceremonia, monseñor Mestre acompañado por el clero diocesano, descendió a la cripta de la catedral y realizó un sentido responso en la tumba que guardan los restos del primer obispo diocesano.+