Mons. Mestre: "Que María nos enseñe a mirar el cielo"

  • 18 de agosto, 2021
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
En la solemnidad de la Asunción de María, el obispo de Mar del Plata meditó con sus tradicionales tres puntitos sobre la actitud de la Virgen.

El obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, en la solemnidad de la Asunción de la Virgen, rescató las dos actitudes importantes de María: servicio y llevar a Jesús. Con relación a los textos por esta festividad, el prelado propuso tres puntos sintetizados en las palabras: partió, grandeza y cielo.

María partió y fue sin demora
En el primer punto, monseñor Mestre destacó: “Las primeras palabras del evangelio de esta fiesta nos dan parte del perfil humano y espiritual de María. Ella parte sin demora para socorrer a su prima Isabel y llevarle la presencia de Jesús”.

En ese sentido, “nos invita a todos nosotros a partir sin demora y servir a nuestros hermanos en lo que sea necesario, sobre todo llevando la presencia de Jesús. En medio de las vicisitudes de nuestra vida, hoy también con la intercesión de la Madre Asunta al cielo, partamos sin demora a cumplir la voluntad de Dios”, exhortó el obispo.

Mi alma canta la grandeza del Señor
Con las primeras palabras del Magníficat, el obispo marplatense sostuvo: “En esta fiesta de la Madre que es elevada al cielo, con Ella cantamos la grandeza del Señor. Como Ella, vemos lo mucho que Dios hizo, hace y hará en la historia de los seres humanos más allá de nuestros pecados y fragilidades”.

Y agregó: “Con Ella contemplamos la grandeza de nuestro Dios, y una y mil veces nos sumamos a su canto de alabanza”. En tanto, invitó a preguntarse: “¿Me animo a realizar mi propio Magníficat?”

Con María mirar al Cielo
Para terminar, aclaró: “Nuestra fe nos invita a mirar al Cielo. En medio de la tentación de quedarnos solo con las cosas de la tierra, la Iglesia nos invita a mirar al Cielo. En medio de las coyunturas cotidianas, a las cuál debemos responder sin demora con alegría y servicio, María nos invita a mirar el Cielo. Sin escaparnos nunca de la tierra, del compromiso con la realidad, nuestro destino último está en la patria del Cielo.”

En cuanto a esto, rezó a Nuestra Señora de la Asunción para que “nos enseñe a estar siempre con los pies en la tierra y nuestra mirada elevada a los Cielo”, y concluyó con preguntas sobre esta patria eterna: “¿Qué significa para mí el cielo? ¿Hablo del cielo con los demás? ¿Descubro que Dios me ‘regala’ el cielo y que esta vida terrena es preparación gozosa para ese momento? ¿Dejo que María me enseñe, con su ejemplo e intercesión, el verdadero camino al cielo?”.+