Mons. Torres Carbonell animó a "multiplicar" los encuentros

  • 28 de julio, 2021
  • Gregorio de Laferrere (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Gregorio de Laferrere invitó a ser generosos en la entrega de sí mismos y pidió "ir a los lugares poco visibles donde están los ausentes, los que nadie mira".

El obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Jorge Torres Carbonell, dedicó su homilía dominical a reflexionar sobre el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes, e invitó a los cristianos a multiplicarse en los encuentros y a ser generosos en los modos de ser alimento.

El obispo comenzó explicando que en el discurso del Pan de Vida hay dos miradas: la de Jesús y la de los discípulos. “Jesús ante la cercanía de la pascua de los judíos ve a la multitud necesitada y con hambre. Surge naturalmente el pensamiento de que la pascua no puede ser para algunos, sino para todos, por lo que imaginamos y creemos con firmeza que Jesús mira más allá, mira la salvación y el alimento que se necesita para peregrinar hacia ella y en la vida necesitada”, expresó.

“La otra mirada es la de Felipe y de Andrés, que se quedan con la dificultad por la desproporción de lo que se tiene y lo que se puede con tan poco” puntualizó. Sin embargo, el prelado explicó que Jesús “los invita y nos invita a esta apertura con la vida, o sea a no amedrentarnos ante lo que aparece como muy adverso y con todas las de perder: allí, es donde hay que poner esperanza.”

El obispo afirmó que en esta invitación a los discípulos está delineada la vocación de la Iglesia: “El prenderse en la necesidad de todos y ocuparse del hambre si el corazón está abierto”. Y en relación con esto, agregó: “Porque ‘no solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de Dios’; vale decir que hay que brindar un alimento que suponga una mirada muy amplia, muy comprensiva. Y que la realidad de la vida actual nos invita a ser muy generosos en tiempos y modos de ‘ser alimento’”.

“Apuntamos a la Eucaristía, pero esta coronación supone un desafío de peregrinos que no miden ni tiempos ni modos de salidas y encuentros”, aseveró y confirmó: “El signo que marca el rumbo de Jesús Pan de Vida está en el niño que tiene los panes de cebada, que es la comida del pobre y que nada se pierda de lo que sobró.” En ese sentido, retomó el pedido del papa Francisco: “Quiero una Iglesia pobre y para los pobres”.

“Crecemos como cristianos desde esta confianza que nace de reconocernos pobres y necesitados de alimento, de Jesús en su Palabra y su vida presente en la Eucaristía”, sostuvo, y añadió: “Más que milagro de los panes en sí mismos, hoy está el milagro de la conversión de los corazones de piedra que no miran, que están despreocupados y no quieren escuchar a los que nos recuerdan las tantas pobrezas que abundan”.

Para terminar, monseñor Torres Carbonell pidió “ir a los lugares poco visibles donde están los ausentes, los que nadie mira”.

“Por eso quedémonos con ese modo tan digno, que incluye e integra liturgia y vida, cuando les dijo ‘háganlos sentar’. Y con estos gestos Jesús nos va llevando hacia una entrega que nos tome la vida. Nos presenta así este alimento que brota de su corazón compasivo para que forme el nuestro y nos sumemos a este milagro de multiplicarnos en los encuentros”, concluyó.+