Mons. Mestre: Los frutos propios de la vida cristiana

  • 5 de mayo, 2021
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
En su reflexión para el quinto domingo de Pascua, el obispo de Mar del Plata tomó tres palabras del Evangelio y animó a la comunidad a dar el ejemplo con actitudes que "den fruto".

Como cada domingo, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, acudió a sus tres puntitos para explicar el Evangelio. En el quinto domingo de Pascua, el 2 de mayo, las palabras elegidas fueron: “Permanecer”, “fruto” y “poda”.

Permanecer en Jesús
Este verbo, que aparece varias veces en el relato, tiene su origen en el griego “menein” el cual “implica un permanecer unidos de manera dinámica, dialógica, marcado por un ida y vuelta”, explicó monseñor Mestre. En este sentido, mencionó la “relación de diálogo con el Señor de Tú a tú”: “El Señor permanece en nosotros, nosotros debemos permanecer en Él”. El obispo dijo que esta relación es “un constante e ininterrumpido diálogo y comunicación”.

Para dar mucho fruto
Luego, se refirió al “dar fruto”, es decir, “lo propio de la vida cristiana”. En el amor y en las obras se expresa este fruto, propio “del Espíritu en la vida cotidiana”, expresó monseñor Mestre. Entonces el segundo punto es una consecuencia del primero: “Es un signo claro del que realmente permanece en Jesús”. El prelado dio algunos ejemplos de estos frutos: “Amor, verdad, perdón, compromiso, diálogo, justicia, misericordia y paz”. En un mundo con tantos “falsos profetas”, monseñor Mestre animó a dar el ejemplo con estas actitudes. 

Sabiendo que la poda nos fortalece
Finalmente, la acción de la poda se trata de “recortar parte de los brotes o ramas de un árbol para que sea fortalecido y dé más fruto”. Aplicado a los hombres, “la poda es algo doloroso”, porque “implica que algo de cada uno de nosotros es arrancado”. Entonces, “para que nuestra vida espiritual sea fortalecida el Señor permite la poda, es decir alguna experiencia de cruz, dolor o sufrimiento que vivido desde Dios nos hace crecer y madurar”. Si bien el obispo aclara que no es una experiencia fácil de explicar, lo mejor para entenderla “es mirar a Jesús, el Señor y Mesías, en la Cruz y desde ahí experimentar en clave espiritual lo que Dios puede querer con la poda en este momento de mi vida”.+