Mons. Taussig dio inicio a la Cuaresma, "un camino de esperanza"

  • 19 de febrero, 2021
  • San Rafael (Mendoza) (AICA)
Al celebrar la misa del miércoles de Ceniza, el obispo de San Rafael llamó a la comunidad diocesana a "abrir nuestro corazón, nuestro tiempo y las manos a las necesidades de nuestros hermanos".

El obispo de San Rafael, monseñor Eduardo María Taussig, dio inicio al tiempo de Cuaresma con la misa del miércoles de Ceniza, celebrada en la catedral San Rafael Arcángel.

“Iniciamos nuestra Cuaresma, el camino hacia la Pascua, en un año particularmente difícil por la pandemia que azota al planeta, por las dificultades, por la crisis que atraviesa la diócesis”, dijo el prelado al comenzar su homilía.

Monseñor Taussig definió la Cuaresma como “un camino hacia la Cruz y hacia la Pascua. Es un camino siguiendo el camino del Señor y por eso es un camino de esperanza que nos hace ver desde la luz de la resurrección que Él venció todo mal y que Dios, el amor, es más fuerte que la muerte, que Dios puede de todo mal sacar bienes mayores. Con esa esperanza iniciamos este itinerario, este recorrido”.

En referencia al rito de las cenizas, dijo “no solamente marcan nuestra cabeza, sino también este inicio que queremos hacer con generosidad. Y es un camino ante Dios, que nos creó, que gobierna toda la historia, que con su divina providencia guía nuestras vidas. Es un camino ante Dios en lo secreto, no un camino hipócrita, más pendiente del qué dirán de los demás, es un camino donde estamos todos invitados a dejar como esa cotidianidad que nos hace estar muy pendientes del ‘buen juicio’, del afecto, de los comentarios de los demás y que nos lleva a ponernos ante la presencia de Dios”.

Asimismo, señaló que el ayuno, la limosna y la oración “tienen que estar puestos ante Dios y realizarlos ante Él”. Describiendo cada uno, dijo que el ayuno “no es solo purificar nuestra hambre de carne, sino también es el ayuno de toda apetencia desordenada, sobre todo de las que nacen del amor propio, del orgullo, de la soberbia. Y eso nos purifica para entrar entonces en diálogo con Dios, para poder hacer la oración, esa oración que Él escucha y está siempre atento como padre misericordioso. Esa oración ante Dios nos lleva a la reconciliación”.

En este sentido, dijo que “esa purificación del ayuno que nos permite encontrarnos con Dios nos abre a la limosna que no es solo dar dinero sino dar nuestro tiempo, nuestro corazón, nuestras manos para abrirnos a las necesidades de nuestro prójimo”.

Monseñor Taussig recomendó también acudir al sacramento de la reconciliación, “con un sentido más penitencial de Cuaresma de ponernos ante Jesús en la cruz que redimió nuestros pecados, y que nos ofrece su amor, su sangre, para purificarnos de todas nuestras rebeldías, desobediencias, egoísmos, debilidades, de todo lo que nos puede haber alejado de Dios en un camino equivocado”.

“En este tiempo de pandemia donde hay tanta soledad, tanto miedo, tanta angustia, qué importante es que podamos abrir nuestro corazón, nuestro tiempo y manos a las necesidades de nuestros hermanos y así entonces el camino será fecundo, fructífero, gozoso”, concluyó.+