Mons. Mestre: La síntesis del método cristiano

  • 20 de enero, 2021
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
Deseo, encuentro y transformación fueron las tres palabras que eligió monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, para ilustrar el Evangelio del segundo domingo del tiempo durante el año.

Reflexionando sobre el Evangelio del segundo domingo del tiempo durante el año, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, tomó tres conceptos en sus habituales tres puntitos: “Deseo: ¿Qué quieren…?”, “Encuentro: ¿Dónde vives?… Vengan y lo verán…” y “Transformación: Tú eres… Tú te llamarás…”

Deseo: ¿Qué quieren…?
“¿Qué buscan? ¿Qué anhelan? ¿Qué desean?”, dijo también en el primer punto, para representar la pregunta que Jesús hace “para entrar en nuestra interioridad y descubrir cuáles son nuestros deseos más profundos”. En este sentido, animó a la comunidad a preguntarse “qué deseo de cara a la vida, a mi vida, a mis valores. Tengo que descubrir qué hay dentro de mi corazón y dejarme hacer la pregunta de Jesús”.

Encuentro: ¿Dónde vives?… Vengan y lo verán….
Luego hizo mención a la pregunta de los discípulos. “No le preguntan cuál es su doctrina, cuáles son sus exigencias… Le preguntan dónde vive, dónde habita”, reflexionó. Y la respuesta del Señor no se corresponde a un lugar, sino que “los invita a tener experiencia personal de encuentro con Él”. Monseñor Mestre dijo que aquí se encuentra “la clave para ser cristiano” y citando a Benedicto XVI recordó: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.

Transformación: Tú eres… Tú te llamarás…
Finalmente, cuando Jesús le cambia el nombre a Simón, “transforma totalmente la vida del verdadero discípulo del Señor”. Esa mirada “también hoy a nosotros nos transforma y nos cambia la vida de una vez para siempre”, aseguró el prelado marplatense. Se trata de una conversión “inicial, primigenia y cotidiana, la que se da de forma constante y se sostiene por la gracia de Dios en el día a día”. Esta última palabra “es la síntesis única del método cristiano”, que comienza con el deseo y el encuentro.+