Mons. Ojea: "María recibe la vida como viene, más allá de las enormes dificultades"

  • 9 de diciembre, 2020
  • Tigre (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de San Isidro, presidió la misa y procesión náutica que tuvo lugar en el Municipio de Tigre el 8 de diciembre con motivo del día de la Inmaculada Concepción.

“Creo que hoy la Virgen recoge todas las preocupaciones que hemos puesto en su corazón. En medio de la pandemia hay angustia de cara al futuro, pero creo que vamos a poder salir adelante”, expresó el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea durante la misa celebrada ayer, 8 de diciembre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, en el Museo de Arte del Tigre, que este año adoptó íntegramente el formato streaming a causa de la pandemia.

El intendente de Tigre, Julio Zamora, con su esposa la concejala Gisela Zamora, funcionarios locales y referentes de la comunidad participaron de la misa presidida por el obispo y concelebrada por el párroco de la Inmaculada Concepción de Tigre, padre José Luis Quijano.

Vecinos y vecinas disfrutaron en las redes sociales del Municipio el camino de la virgen desde la parroquia Inmaculada Concepción hacia el Museo de Arte Tigre, y después de la celebración eucarística la tradicional procesión náutica. 

“Nos enseña el papa Francisco en su última Carta -explicó monseñor Ojea en su homilía-, que la vida no es tiempo de paso, sino que es tiempo de encuentro; no estamos hechos para pasar, estamos hechos para un encuentro. Y preludio de ese encuentro son muchos los que vamos teniendo en nuestra vida: encuentros hondos, profundos, que crean vínculos estrechos, que nos ayudan a salir de nosotros mismos y que al mismo tiempo nos ayudan a recibir”.

“El hombre -dijo el prelado- es un ser en relación pero está preparado para un gran encuentro de amor, que es el encuentro con Jesús.  

La comunicación entre Dios y el hombre fue rota por el pecado, entonces Dios preparó con su pensamiento y con su corazón, a una criatura que pudiera hacer puente para ese encuentro; hoy diríamos facilitadora, alguien que facilitara un encuentro, un diálogo auténtico, un encuentro verdadero entre Dios y el hombre”  

Entonces Dios desde toda la eternidad elige a María, la preserva del pecado original, para que ella fuera la morada de Dios, el lugar en donde Dios se estableciera para poder comunicarse con nosotros”. 

El obispo de San Isidro destaca las tres palabras que el ángel dice a María en el Evangelio: alégrate; no tengas miedo, no hay nada imposible para Dios. 

“Y ella abre su mente; su corazón, sus entrañas, y recibe de esta manera a Dios, nos trae a Dios. Y desde ese momento, ella comienza a ser el verdadero puente que nos facilita la comunicación con Él. Por eso la amamos tanto”, expresó monseñor Ojea.  

“Ella recibe la vida como viene. Más allá de las enormes dificultades concretas que había en la situación en que se encontraba la Virgen: joven, desposada. Ella no da vueltas, ella mira hacia adelante. Después de lo que escuchamos, después de que queda embarazada, se va a preocupar más de su prima, de ir a visitarla y de atenderla, se preocupa más que de ella misma; como si hubiera depositado en Dios todas las preocupaciones, todo el “mar” que se le venía adentro a esta extraordinaria mujer”.  

Monseñor Ojea contó entonces un episodio que le tocó vivir cuando era párroco de Buenos Aires:

“Hace algunos años, dijo, una señora me estaba esperando en el despacho parroquial. Una señora joven, qué tenía dos chicas muy conmovida me dice: "Padre yo necesito hablar con usted. Hace unos meses contraté una empleada doméstica que venía de Santiago del Estero, estaba sola en Buenos Aires. Me encariñé mucho con ella; estuvo muy bien con mis chicos siempre, le tomé un cariño especial. Al poco tiempo quedó embarazada, y no me decía nada. Finalmente, yo enfrenté la situación y le dije, “Mirá, yo acá no te voy a poder tener con un chico; tampoco te puedo recomendar a alguna otra familia porque con un chico es imposible; tampoco vas a poder volver a Santiago, porque vas a volver así, como una perdedora. Entonces yo te ayudo a sacártelo”. La primera vez no me contestó: la segunda vez, cuando le volví a decir: ¿A dónde vas a ir? ¿qué vas a hacer sola en Buenos Aires? Y la chica le dijo: “Señora todo lo que yo tengo es porque usted me lo da; la ropa que tengo usted me la da; la comida que como usted me la da; la plata que mando a Santiago, en gran proporción, usted me la da, ¿y usted me pide que yo me quite lo único que es mío? Esa chica, jovencita, consideraba la vida como un tesoro, en un riesgo tremendo, sola frente a cualquier adversidad”, relató el obispo. 

“Pero logró tocar el corazón de madre de esta buena señora. Y finalmente, me venía a contar esto ya que había sido tocada en su maternidad de un modo profundo. Entonces me dijo: quedamos en que se quedaba en casa, en que se podía hacer un lugar, en que se podía recibir a la criatura", concluyó el obispo de San Isidro.

Tras la Eucaristía se realizó la tradicional Procesión Náutica por el río Luján, encabezada por la embarcación que trasladó la imagen de la Virgen Inmaculada Concepción y en la que también viajó el jefe comunal. Botes y lanchas se sumaron a la emotiva caravana detrás de la embarcación principal que culminó en el muelle de la Prefectura Naval Argentina.+

» Texto completo de la homilía