Mons. Canecín animó al neodiácono a "no ser servido, sino a servir"

  • 25 de noviembre, 2020
  • Colonia Carolina (Corrientes)
El obispo de Goya ordenó un nuevo diácono permanente para la diócesis en una celebración que tuvo lugar el domingo 22 de noviembre en la parroquia San Antonio de Padua de Colonia Carolina.

La comunidad de Colonia Carolina de la diócesis de Goya tiene un nuevo diácono permanente. Se trata de Raúl Bartolomé Nicoletti, quien recibió la ordenación de manos del obispo diocesano, monseñor Adolfo Canecín, en una celebración que tuvo lugar el domingo 22 de noviembre en la parroquia San Antonio de Padua.

Concelebraron la misa de ordenación diaconal, el párroco del lugar, presbítero Rubén Luis Cattay, y los presbíteros Adolfo Gutiérrez, Juan Carlos Mendoza y Pablo Stortti, y el diácono Fabián Ojeda en representación del cuerpo diaconal. diocesano.

Tras la liturgia de la Palabra, el candidato fue llamado por su nombre y el párroco de la comunidad lo presentó ante el obispo: “Reverendísimo padre, la Santa Madre Iglesia pide que ordenes diácono a este hermano nuestro”, teniendo en cuenta la “consulta hecha al pueblo cristiano, y con el voto favorable de personas a quienes les compete darlos. Doy fe de que es digno”.

Monseñor Adolfo Canecín centró su homilía “en el contexto de pandemia” en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, señalando “qué respuesta inédita la de Dios, que la del Rey del Universo, sea rey estando crucificado en la cruz”, y “que siendo Dios se haya abajado y se haya hecho hombre semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado”.

“Esta respuesta inédita de parte de Dios tiene que iluminar y alentar nuestra vida, porque la lógica de Dios es distinta a la lógica humana”.

El prelado resaltó que nuestro rey es “Jesucristo, que tuvo un lugar donde nacer, nació en un pesebre, un rey que estuvo oculto treinta años de su vida y pasó desapercibido. Un rey que permitió ser tentado por Satanás en el desierto, para demostrarnos cómo vencer la tentación. Un rey que guiado por el Espíritu realizó con palabras y obras la misión que el Padre le había encomendado. Un rey sujeto a la voluntad del Padre”.

Al relacionar el ministerio diaconal dijo que fue “un rey que pasó la vida sirviendo”, y recordó el pasaje evangélico del lavatorio de los pies a los apóstoles y, en esa línea expresó a la comunidad: “Díganme si no es inédita la respuesta de Dios”. “A veces cuesta entender y comprender a este Cristo Rey, porque rompe los esquemas, humanamente nuestros esquemas son otros, porque la lógica humana es otra, la manera de entender y comprender del ser humano va por otro lado”.

Jesucristo fue “un rey que dijo yo no vine a ser servido, sino a servir” y dirigiéndose al nuevo diácono monseñor Canecín animó: “Eso debés tener presente porque es un desafío para tu vida”. “Entrar en la lógica y en la respuesta de ese rey es el gran desafío, tanto personal y como Iglesia, como comunidad, para que también nosotros siguiendo el estilo de este rey podamos dar respuestas inéditas, ya sea, con nuestra manera de ser personal, familiar y, como familia humana”, agregó.

Seguidamente, habló de “un Rey pastor, que conocía a las ovejas por su nombre, dejó a las noventa y nueve y, fue a buscar a la oveja que estaba extraviada, porque, el Padre quiere que todos los hombres se salven”. Entonces preguntó a los fieles: “Díganme si esa actitud no está desafiando, dejar las 99 para buscar la que estaba extraviada, ¿eso no fue una respuesta inédita?”.

Se trata de “un desafío como Iglesia y de nuestras estructuras eclesiales”. Por eso, alentó a “salir a toda las periferias geográficas y existenciales, para imitar la actitud de este Rey Pastor”. Luego resaltó que “celebrar a Cristo Rey nos llena el corazón, pero, también nos interpela, cuestiona y desafía, nos llama a la conversión personal y comunitaria”; por eso, llamó a “la conversión pastoral”, que se trata de “vivir los servicios de la Iglesia”.

La comunidad diocesana acompañó a los familiares del nuevo diácono, a través de la transmisión por radio y redes sociales. Durante su formación, fue encaminado por sus directores espirituales, el presbítero Alberto Altamirano (fallecido), el párroco Rubén Luis Cattay y por el presbítero Juan Carlos Mendoza.

El nuevo diácono permanente trabajará en comunión con el obispo y su presbiterio al servicio del Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia de la Palabra y la caridad.+