Mons. Mestre: "Ser fieles en las grandes cosas que encomiende el Señor"

  • 18 de noviembre, 2020
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, reflexionó con la parábola de los talentos animando a reconocerlos y darle gracias a Dios por ellos.

En su reflexión para el domingo 33º durante el año, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, explicó que la parábola de los talentos nos invita a “repensar nuestra vida a la luz del sentido simbólico de la palabra” que, si bien era una unidad monetaria, simboliza “aptitud, capacidad e inteligencia para algún ámbito particular de la vida”.

Reconocer y dar gracias por mis talentos y los de los demás
En primer lugar, el obispo Mestre propuso “diagnosticar cuáles son los talentos que Dios nos ha dado a cada uno. Todos tenemos talentos, cada uno según nuestra capacidad”, dijo, y animó a la comunidad a descubrir los propios talentos y los de nuestros hermanos: “Capacidad de serenar ánimos, escucha, organización, sensibilidad con los pobres y enfermos, aptitudes más fuertes en la comunicación social, talento en dar consejos, capacidad de hacer aportes positivos en momentos de crisis…”. El desafío, señaló, es tomar contacto con los talentos y “darle gracias a Dios porque nos los ha entregado a cada uno y todos para fructificar”.

Responder fielmente en lo poco
En el segundo punto, monseñor Mestre hizo referencia a la importancia de “ser fieles en lo pequeño, en lo simple, en lo cotidiano, en las cosas de cada día”. Un ejercicio “simple y profundo a la vez” que nos ayudará a “ser fieles en las grandes cosas de la vida que nos encomiende el Señor”. En este sentido, el obispo recordó “superar la tentación mundana de darle valor solo a lo que es humanamente grande”, y puso como ejemplo a Santa Teresita.  

Siempre invertir con audacia
Finalmente, destacó el “aspecto más dramático del relato”: “tener miedo y enterrar el talento”. El obispo marplatense, animó, en cambio, a “invertir”, porque quien “no apuesta, no arriesga, no se deja atrapar por la novedad de Dios y la audacia del Evangelio”. “Sea por comodidad, por retraimiento, por no querer estar en salida se termina ahogando la vida que Dios quiere generar con los talentos que nos regala”, advirtió, y sostuvo que “la vida está llamada a ser fecunda en el desarrollo de los propios talentos”. Finalmente, animó a que “con la gracia de Dios y la audacia del Espíritu superemos el miedo que paraliza e invirtamos los talentos que Dios nos ha regalado”.+