Mons. Mestre: Ser fieles a Dios y perseverantes en el camino

  • 4 de noviembre, 2020
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
Al celebrar la solemnidad de Todos los Santos, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre tomó las palabras "amor", "felicidad" y "fidelidad" para ilustrar el Evangelio.

En su reflexión en la solemnidad de Todos los Santos, el domingo 1 de noviembre, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, tomó sus habituales tres puntitos para ilustrar la liturgia: “amor”, “felicidad” y “fidelidad”, fueron las tres palabras elegidas.

El amor como fundamento
Al comenzar, el obispo se refirió al “esfuerzo humano por ser santos”, que suele ocurrir en algunas oportunidades y expresó: “Lo primero que hay que tener en cuenta es a Dios que nos ama (…) nos sella y nos llama a ser sus hijos, es decir, a participar de su santidad”. Por eso, reflexionó en que “antes que nuestro esfuerzo humano”, “estará nuestra apertura de corazón a su gracia y su poder”. Monseñor Mestre aseguró que esto vivieron los santos: “El fundamento de sus vidas ha sido el amor”.

La felicidad como promesa y camino
“El Evangelio de esta fiesta nos da la clave de la santidad: la felicidad. El que se abre al amor de Dios es feliz”, aseguró monseñor Mestre. Y aunque haya circunstancias “complejas y dolorosas”, estamos “llamados a la felicidad absoluta en la eternidad”, afirmó con claridad. “El santo es una persona feliz porque tiene como mayor riqueza a Alguien que nada ni nadie le puede quitar”, agregó haciendo referencia al mayor “signo distintivo” de todos los santos. 

La fidelidad como resultado
Finalmente, el prelado marplatense hizo referencia a que “aceptar amor de Dios como único absoluto de nuestra vida y entrar en la promesa y camino de la felicidad que nos da la fe, serán los canales más apropiados para que podamos responder con fidelidad y perseverancia al proyecto de santidad”. De este modo, la “complejidad de la vida” y las “propias debilidades”, nos reafirmarán en la fidelidad, “perseverantes a Dios y sus mandamientos y por eso, dignos de entrar al Cielo. Esa es también nuestra meta”.+