La diócesis de San Miguel recuerda al siervo de Dios Guillermo Muzzio

  • 30 de octubre, 2020
  • San Miguel (Buenos Aires) (AICA)
En un nuevo aniversario del Siervo de Dios Guillermo Muzzio, el domingo 1° de noviembre se celebrará una misa en la catedral de San Miguel.

En el día de la Solemnidad de Todos los Santos, y en el marco del XVIII aniversario del Siervo de Dios Guillermo Muzzio, el domingo 1° de noviembre se celebrará una misa en la catedral de San Miguel.

Durante la celebración, que estará presidida por el obispo diocesano, monseñor Damián Nannini, será leído el decreto de inicio de la fase diocesana de la Causa de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios Guillermo Muzzio.

Como no está permitido asistir presencialmente, convocan a los fieles a participar de la Eucaristía a través del canal de YouTube. La colecta será destinada íntegramente a la causa de canonización.

Guillermo “Willy” Muzzio nació el 25 de febrero de 1972. Tercero de seis hermanos, se mudó de San Isidro a Bella Vista, provincia de Buenos Aires, poco antes de cumplir 5 años. Campamentos de jóvenes en su parroquia y actividades con el movimiento Aventura hacen perfilar su vocación sacerdotal, que termina de confirmarse tras misionar en el Chaco salteño con comunidades wichis. En el medio, la universidad y un terrible accidente de tránsito con consecuencias y dolores que sobrelleva con inmensa paz interior. “No se puede quejar del dolor porque a San Ignacio lo operaron sin anestesia”, recordaba.

En el seminario diocesano de San Miguel los testimonios coinciden en su profunda vida de oración: se levantaba primero que todos e iba a la capilla para rezar solo ante al Santísimo Sacramento, antes de la oración de las laudes. También se destacaba por su atención con los más pobres: cada vez que alguno se acercaba a la puerta del seminario, pedía que le avisen, y los atendía siempre con mucho cariño.

La caridad era el motor de su vida. En una ocasión escribió: “Descubriendo vivencialmente que sólo el amor nos hace capaces de vivir con mayor plenitud cada día, es que hoy quiero invitarte a vos que leas esta carta, a que no pierdas más el tiempo en vos mismo. Quiero invitarte a que todo lo que hagas, lo hagas movido por amor y pensando en el otro que tenés al lado, enfrente o más lejos”.

Cuando se le diagnosticó un Linfoma de Hodgkin, no pidió ninguna excepción para su vida en el seminario.

Muzzio pudo recibir la admisión formal a las Sagradas Órdenes y compartir años de apostolado como seminarista con distintas comunidades. Pero la enfermedad empeoró. E internado para un trasplante de médula ósea, escribió: “Ofrezco esto por las almas del purgatorio, para que estén pronto cerca de Dios derramando su perfume sobre todos los hombres. Por la evangelización que la Iglesia lleva adelante para ganar a todos para Dios. Por la pronta canonización del Cura Brochero y para que por intercesión de él y de María la Virgen se derramen muchas gracias sobre todos los enfermos, sobre todo paciencia y fortaleza”. También expresó hacerlo por la diócesis y las vocaciones sacerdotales.

Tras el trasplante, un proceso de infecciones fue apagando su vida. Partió a la Casa del Padre el día de Todos los Santos de 2002. “Con la sonrisa por la vida” es el sentimiento con el que se lo recuerda.+