Misa Crismal en Cruz del Eje: "Es Cristo quien actúa a través nuestro", dijo Mons. Araya

  • 9 de septiembre, 2020
  • Villa Cura Brochero (Córdoba) (AICA)
El obispo de Cruz del Eje presidió el martes 8 de septiembre, en la fiesta de la Natividad de la Virgen María, la misa crismal en el santuario del Santo Cura Brochero.

La diócesis de Cruz del Eje celebró el martes 8 de septiembre, en la fiesta de la Natividad de la Virgen María, la misa crismal, postergada desde el jueves santo, en el santuario del Santo Cura Brochero. 

La celebración fue presidida por el obispo diocesano, monseñor Hugo Ricardo Araya, y concelebrada por los sacerdotes del santuario, presbíteros Alex Martínez, José Barrera y Sergio Rivero; y los diáconos Osvaldo Medici, Ángel Lasala y Walter Matos. El clero diocesano junto con la comunidad, acompañaron la transmisión a través de los medios digitales.

“La misa crismal, en la cual consagramos el crisma y bendecimos los demás óleos, pone de manifiesto que el obispo camina junto con sus presbíteros que son testigos y colaboradores en la bendición. Todos discípulos misioneros de Jesucristo, Él es el verdadero sacerdote, los demás son ministros suyos”, comenzó diciendo en su homilía monseñor Araya.

El obispo recordó a los sacerdotes que la ordenación recibida, no es un “poder sagrado” para servir en la Iglesia, ni “una función o un cargo”, “sino una fuerza particular y una misión en favor del sacerdocio de los fieles bautizados”.

“Esto nos lleva a descubrir que el Señor no ha querido dejar a su pueblo sólo al cuidado de nuestra prudencia, sino que Él ha querido actuar con nosotros”, sostuvo y aseguró que al celebrar el perdón de los pecados y la Eucaristía, “es Cristo quien actúa a través de nosotros”. 

Por este motivo, animó a no olvidar que los sacerdotes junto con los laicos que reciben el matrimonio “hemos de construir el Pueblo de Dios”. “Estos dos sacramentos son dos canales por los que Dios hace llegar su amor al mundo. Matrimonio y Orden Sagrado son los sacramentos que destinan al discípulo misionero al servicio de la comunidad”.

Haciendo referencia al rito de la bendición de los óleos, mencionó que aquí “se profundiza la comunión del presbiterio con su obispo”, por eso pidió “la gracia de la fortaleza que nos llega por la unción con el aceite bendito, cuando recibimos el bautismo y la confirmación, cuando nos llega la enfermedad”. 

Monseñor Araya recordó la jornada de la Vida Consagrada que se celebra en el día de la Natividad de María y agradeció las diversas manifestaciones “lindas, valiosas, prometedoras” de vida consagrada, de hombres y mujeres, en la diócesis. “¡Cuánto pueden aportar a un pueblo que camina hacia Dios, que siempre nos espera! ¡Cuánto pueden ofrecernos los consagrados en esta peregrinación cada uno con su vida y sus talentos, con su vulnerabilidad y con la capacidad de volver a empezar!”, les dijo. 

En este sentido, exhortó a la comunidad a rezar por la vida consagrada y por las vocaciones: “Este es un día para pedir que cada uno valore la vocación del otro y esté dispuesto a vivir en la comunión de bienes espirituales con los que Dios nos ha enriquecido”. Y pidió a la Virgen “que nos alcance a todos la gracia de abrazar el futuro, lo que venga, con fortaleza y esperanza”.

“Esperar es confiar que Dios seguirá actuando en la historia y que hará posible una mejor respuesta de nuestra parte. Que seamos profetas de la esperanza cristiana, esa que sabe trabajar y luchar, porque lo espera todo de Dios”, dijo monseñor Araya al concluir su prédica y rogó: “Que la Virgen, mujer fuerte y confiada, libre para esperar de Dios siempre, nos cuide y nos enseñe a andar por el camino”.+

» Texto completo de la homilía