Los obispos de Misiones celebraron junto al clero al Santo Cura de Ars

  • 5 de agosto, 2020
  • Posadas (Misiones) (AICA)
Los tres obispos de la provincia se reunieron en Posadas junto al clero y los seminaristas para celebrar a San Juan María Vianney. Monseñor Baisi animó a "ser como Jesús para configurarse con Él".

Al celebrar la fiesta de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, en la jornada del martes 4 de agosto, los obispos de la provincia de Misiones, monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas; monseñor Nicolás Baisi, obispo de Puerto Iguazú; y monseñor Damián Santiago Bitar, obispo de Oberá, se reunieron en torno a la Eucaristía, junto con el clero de las tres diócesis y los seminaristas del Seminario Santo Cura de Ars.

La celebración se realizó en la parroquia Santa Catalina, de Posadas, siguiendo las medidas de bioseguridad determinadas por protocolo interministerial de la provincia. Monseñor  Baisi, destacó en su homilía la personalidad y tarea del Santo Cura de Ars. “Cada uno de nosotros tiene un poco del Cura de Ars, el que cura las almas. Venimos a la casa del Padre y Dios nos habla en esta fiesta sobre el increíble don del sacerdocio, increíble para el mundo y también para nosotros”. 

Dirigiéndose a los sacerdotes expresó: “Nuestra tarea es guiar al pueblo a hacer el bien y a que no haga el mal. No es tan fácil anunciar el bien y corregir el mal, el seminario está para eso y la vida sacerdotal también. Cómo nos cuesta aprender esta tarea. Es Jesús quien nos muestra el camino y el modo de hacerlo. El sacerdote debe configurarse con Cristo, debe hacerlo presente una y otra vez”, les aconsejó.

Luego recordó cómo “de un modo especial Jesús enseñaba en las sinagogas, iba a donde estaban reunidos y ahí enseñaba, proclamaba la buena noticia del Reino y sanaba las enfermedades y dolencias”. Muchas de las enfermedades y dolencias que vivimos aparecen cuando no vivimos según Dios y Él no quiere esto, porque nos ama”, completó. 

"La tarea sacerdotal consiste -señaló- en llevar el consuelo de Jesús a tantos lugares donde hay soledades, odios, rencores, envidias que le van quitando la vida a la gente. Por eso Jesús quiere estar ahí con su compasión, porque las ovejas sin pastor no saben para dónde ir y una sociedad sin Dios se siente abatida, perdida, sin rumbo”.

“Cuando anunciamos a Cristo, anunciamos la vida eterna, anunciamos hacia dónde vamos y eso nos hace más fácil el camino, porque allí sabremos hasta dónde vamos. La cosecha es abundante y somos pocos los trabajadores, porque el Señor derriba a los poderosos y enaltece a los pobres, Dios se vale de nuestra experiencia y nos confiamos en Él”. 

Pero advirtió que “la experiencia que no alcanza es una buena experiencia, porque nos hace crecer. El Señor nos va mostrando el camino, y va edificando nuestras experiencias, sana nuestra comunidad, cubre nuestras frustraciones, sabemos que estamos en manos de Dios y con Él aprendemos a rezar, a pedir, lo necesitamos a él. No siempre alcanza con nuestras fuerzas y siempre necesitamos de Jesús. El Señor llama a todos y les da una misión, a los discípulos y esto da riqueza a la Iglesia, porque permite que haya diversidad de dones, permite que nuestras comunidades crezcan más”.

Finalmente, comparó a los discípulos, que “tenían que hacer lo mismo que hacia Jesús, hacer presente el Reino de Dios, arrancar los rencores, las dolencias, expulsar a los demonios. Pero sobre todo anunciar a Cristo que sana dolencias, ser como Jesús para configurarse con Él”. Y animó a los sacerdotes a aprender de esto. “Pidamos al Cura de Ars que podamos configurarnos en Cristo y que siempre queramos aprender más sobre su presencia en la tierra”. +