Martes 16 de abril de 2024

"Todo el bien realizado encontrará su lugar en la resurrección de la carne"

  • 7 de marzo, 2018
  • San Francisco (Córdoba)
En una nueva publicación en el blog Evangelium gratiae, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, continuó con las reflexiones sobre el Credo. En esta oportunidad, con el título "Creo en la resurrección de la carne".
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El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, continuó con las reflexiones sobre el Credo, en esta oportunidad, con el título "Creo en la resurrección de la carne".

"Vamos llegando al final de nuestras meditaciones sobre el Credo y se trata de un final abierto. No se cierra la puerta, sino que queda entreabierta, invitando a mirar con ansiedad lo que hay más allá: "Creo en el Espíritu Santo?la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén", señaló monseñor Buenanueva.

"En realidad, ya hablar del perdón nos ponía en esa ruta de apertura. El perdón no es olvido, distracción ni desmemoria", advirtió. "El perdón nos hace mirar de frente al mal, ponerle nombre y realmente entregárselo a Dios. ¿No es eso la confesión de los pecados?", interpeló y agregó: "Al celebrar el sacramento, los vamos nombrando, uno a uno, no como quien se regodea sádicamente en su miseria, sino como quien canta una misericordia que ya ha comenzado a romper la dureza de piedra del corazón y a devolver tanta humanidad perdida".

El prelado animó a que, con Cristo, "nosotros también resucitemos a la vida plena". Asimismo, afirmó que el otro término de la confesión de fe ? la "carne" ? es también de una enorme densidad.

"En el siglo III, un escritor cristiano lo dijo con la fuerza y concisión de la lengua latina: ?caro cardo salutis?, toda salvación pasa por la débil y frágil carne humana", relató y explicó: "En el lenguaje de la Biblia, la palabra ?carne? designa al hombre en su condición de debilidad. Esa es la humanidad frágil y vulnerable que Dios ama y que ha hecho suya en Jesucristo, nacido de María. Esa es la humanidad que Dios quiere junto a sí, para compartir con ella su plenitud de vida".

"Esa condición humana ?añadió- está destinada a la vida plena en la resurrección: no solo el alma, sino también el cuerpo. Nada de lo bueno, noble y bello que hay en el hombre se va a perder. Dios no sabe de descarte".

"Todo lo genuinamente humano será recogido por el Dios que resucita los muertos. Nada de todo lo que la historia humana conoce de auténtica humanidad se va a echar al olvido. Todo el bien realizado, mucho más si oculto y discreto, encontrará su lugar en la resurrección de la carne. Si la muerte supone una ruptura ? separación del alma y del cuerpo, decían los antiguos ? la resurrección es la salvación del hombre entero, alma y cuerpo", concluyó.+


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