Miércoles 24 de abril de 2024

"Seamos cristianos incluso en las vacaciones", exhortó el primado del Brasil

  • 30 de diciembre, 2016
  • Salvador (Brasil)
"Para que las vacaciones anuales sean restauradoras precisan de un ?alma´ que las anime. O, en otras palabras, se debe evitar en ellas todo lo que es deshonesto y nocivo y buscar una armonía entre el descanso y las exigencias espirituales", escribió el arzobispo de San Salvador de Bahía y primado del Brasil, monseñor Murilo Sebastián Ramos Krieger, y agregó además que "las vacaciones son una excelente ocasión para el cultivo del silencio. Pero no la simple ausencia de ruido, sino en la capacidad de cada uno escucharse a sí mismo, a los otros y a Dios", recomendó recientemente el arzobispo brasileño.
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"Para que las vacaciones anuales sean restauradoras precisan de un ?alma´ que las anime. O, en otras palabras, se debe evitar en ellas todo lo que es deshonesto y nocivo y buscar una armonía entre el descanso y las exigencias espirituales", escribió el arzobispo de San Salvador de Bahía y primado del Brasil, monseñor Murilo Sebastián Ramos Krieger.

El arzobispo comenzó expresando que "las vacaciones anuales son un derecho de todos los trabajadores" y a continuación señaló que "actualmente, la preocupación de muchos no es con las vacaciones, sino con el propio trabajo, ya que el desempleo fue una amenaza constante".

A pesar de reconocer esta situación, monseñor Krieger dijo que habrá muchos "que tienen la posibilidad de irse de vacaciones, tomarse algunos días para el descanso físico y mental, conocer otras realidades y convivir con otras personas, ya sólo con la idea de viajar es suficiente para alegrar el corazón".

Al mencionar la palabra alegría, el prelado destacó que, "cada cual busca la felicidad, el paraíso perdido y, tal vez sin saber, el propio Dios".

"Encontrar a Dios, entretanto, no es fácil. La cultura de nuestros tiempos no tiene un lugar para aquel que se reveló en Jesucristo. Muchos creen que pueden solucionar todos los problemas con el trabajo y el dinero". Por otro lado agregó "crece una insatisfacción generalizada, una expectativa no bien definida. Se espera alguna cosa, pero no se sabe bien qué, ni de qué manera vendrá. En esa situación, no es difícil asumir como filosofía de vida la que el apóstol Pablo percibió en su época, y así resumió: ?Comamos y bebamos porque mañana moriremos´".

Sobre la posibilidad de que las vacaciones sean una ocasión para cultivar el silencio el arzobispo de San Salvador de Bahía recordó que no se trata de "la simple ausencia de ruido, sino en la capacidad de cada uno escucharse a sí mismo, a los otros y a Dios".

"Ya San Agustín había intuido la necesidad de entrar en aquel desierto donde están solamente Dios y el propio yo. ¿Y qué decir del encuentro que las vacaciones nos posibilitan con la naturaleza? Las estrellas del cielo, el sol que nace, la planta con su colorido, el mar que es siempre diferente, todo eso nos identifica con el corazón del salmista, que cantaba: ?El cielo proclama la gloria de Dios´ (Sl 19)".

Al final del artículo, monseñor Ramos Krieger subraya a los lectores que las vacaciones, "es tiempo de un encuentro especial con Dios". +