Viernes 29 de marzo de 2024

Recordaron al Card. Pironio: "Volver a poner a Dios en el ritmo de la historia"

  • 6 de febrero, 2017
  • Buenos Aires (AICA)
El siervo de Dios Card. Eduardo Pironio fue recordado en una misa organizada por la Acción Católica Argentina en el santuario nacional de Luján a 19 años de su fallecimiento. Presidió la misa el arzobispo de Mercedes-Luján, Mons. Agustín Radrizzani SDB. En la homilía señaló que en 1956 escribía: "La misión de los cristianos hoy es volver a poner a Dios en el ritmo de la historia. La única actitud buena en esta hora es la de una fe viva y encarnada". Concelebraron otros seis obispos y asistieron dirigentes y militantes de la Acción Católica. También convocó a la celebración el Instituto Nacional de Formación de Pastoral Juventud Cardenal Pironio.
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El siervo de Dios cardenal Eduardo Pironio fue recordado en una misa organizada por la Acción Católica Argentina en el santuario nacional de Luján al cumplirse 19 años de su fallecimiento.

Presidió la misa el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani SDB. En la homilía señaló que en 1956 Pironio escribía: "La misión de los cristianos hoy es volver a poner a Dios en el ritmo de la historia. La única actitud buena en esta hora es la de una fe viva y encarnada".

"Fue un hombre de Dios y cualquier encuentro con él nos cambiaba, nos mejoraba ?dijo el arzobispo-. Vivía ?como si viera al invisible? (Hebreos 11,26)".

Recordó que apenas ordenado sacerdote, celebró en La Plata y dijo a los seminaristas: "Si tuviera que dejar hoy un mensaje, sería el de la fidelidad de Dios. ¡Dios es fiel! Y yo me siento feliz de gritar al mundo mi alegría de ser sacerdote. Invito a todos a creer que Dios es amor, a ser cotidianamente felices, a esperar contra toda esperanza".

"Elegí una sola vez en la vida, cuando elegí al Señor para servirlo con mi vida sacerdotal y después ya no elegí más", decía Pironio. Y como sacerdote afirmaba: "El mundo espera de nosotros, sacerdotes, que seamos fieles a nuestra original vocación de testigos de lo Absoluto? que manifestemos a Dios en la totalidad de nuestra vida".

Siete obispos
Concelebraron la misa monseñor Carlos Malfa, obispo de Chascomús y secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina; monseñor Santiago Olivera, obispo de Cruz de Eje; monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro; monseñor Rubén Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús; monseñor Jorge Torres Carbonell, auxiliar de Lomas de Zamora, y monseñor Juan Carlos Ares, auxiliar de Buenos Aires.

Al concluir la misa, los obispos se acercaron a rezar ante la tumba del cardenal Pironio, en el crucero del templo. Allí monseñor Radrizzani en breves palabras dijo que esperaba que la causa de beatificación avance y deseó que quienes "tenemos algunos años, lo podamos ver en los altares". En la homilía había dicho que el 11 de marzo de 2016 concluyó la etapa diocesana del proceso en el vicariato de Roma. "Pedimos al Señor que nos conceda la gracia de su beatificación para que, por su intercesión, sigamos su ejemplo de servidor de todos y discípulo de Jesús, de quien fue un auténtico testigo".

La Acción Católica: distintas generaciones
Ante la tumba depositaron una ofrenda floral Mónica Issouribehere y su nieta de tres años, Teresita Insaurralde. Mónica dijo que las dos son de la Acción Católica; ella es profesora y actualmente secretaria de Políticas Sociales del Municipio de Luján. ¿Y la chiquita también es la Acción Católica? Sí, va a un grupo de preaspis (pre aspirantes).

En la misa leyó una lectura el presidente nacional de la Acción Católica Argentina, ingeniero Rafael Corso.

Asistieron dos expresidentes de la institución de apostolado laico, la profesora Beatriz Buzzetti Thomson, que fue vicepostuladora de la causa en su fase diocesana, y el arquitecto Alejandro Madero. Monseñor Radrizzani dijo que "Coco" (Osvaldo González Prandi), otro ex presidente, "nos precedió en el camino de la vida y hace pocas semanas regresó a Dios, nos acompaña desde el cielo".

Estuvieron el vicepresidente 2° de la Acción Católica, Ignacio del Castillo; la secretaria del Consejo Nacional, Soledad Taglianetti; dirigentes de la institución ?entre los que se destacaron los de la Acción Católica de Luján-, amigos y allegados, así como miembros del Instituto Nacional de Formación de Pastoral Juventud Cardenal Pironio, que también convocó a esta celebración.

También estaba el exembajador ante la Santa Sede Carlos Custer, acompañado por la señora "Chola" Laguna, hermana y gran colaboradora de quien fue obispo de Morón, monseñor Justo Oscar Laguna.

Otro exembajador ante la Santa Sede, Vicente Espeche Gil, estaba con su esposa, hijos y nietos. Una hija suya, María Gabriela, a quien el cardenal Pironio dio la primera comunión en Roma, llevó una cruz al entrar los obispos para celebrar la misa. Lo acompañaba llevando un cirio su hijo Agustín Bosch, a quien Pironio bautizó en la Argentina y que este año contraerá matrimonio. María Gabriela estimó como una caricia de Dios poder vivir una situación como ésta.

El cardenal Pironio expresó en su testamento: "He querido mucho a la Acción Católica". Apenas ordenado obispo, cuando tenía 43 años, en la basílica de Luján, fue elegido como asesor nacional de la entidad.

Amenazas de muerte
En una cuidada e ilustrativa reseña de su vida, monseñor Radrizzani trajo a colación acontecimientos y también recuerdos personales. "Esa vida de fe que el cardenal contagiaba se hizo visible en un estilo que muchos de nosotros pudimos experimentar. Después de la predicación de los ejercicios espirituales predicados en el Vaticano, regresa a Mar del Plata. 1974 era un momento difícil para nuestra Patria. Él había recibido amenazas de muerte. De la Presidencia de la Nación le ofrecieron custodia oficial permanente que él rechazó porque no quiso que gente inocente perdiera la vida por defenderlo a él". Señaló que para protegerlo le ofrecieron dormir en lugares distintos, en algunas parroquias y casas de religiosos, aunque no llegó a usar ese beneficio.

Indicó que en 1975 Pablo VI lo llamó para colaborar en la Congregación para la Vida Consagrada y en 1984 Juan Pablo II lo designó presidente del Consejo para los Laicos. "He ido descubriendo y gozando del misterio de la Iglesia ?decía al señalar los años gozosos de servicio a la Iglesia universal-. He tratado de contagiar a mis hermanos la "pasión por la Iglesia, que me pidió Pablo VI cuando me llamó a Roma".

Las jornadas de la juventud
Hablaba de la Iglesia como "sacramento de comunión misionera". Preparó en 1987 el sínodo para los laicos y organizó las jornadas mundiales de la juventud en Buenos Aires, Santiago de Compostela, Czestochowa, Denver, Manila, y ya enfermo preparó la de París pero no pudo asistir.

Monseñor Radrizzani mencionó algo que escribió en su diario Eduardo Pironio cuando en 1964 fue ordenado obispo: "Jamás me limité a hacer lo que quise y jamás me limitaré a hacer lo que deseo". Al respecto, monseñor Radrizzani recordó que una vez él le dijo a Pironio que ser obispo le costaba. "A mí me pasa lo mismo", lo tranquilizó Pironio, y le confió que una vez le dijo eso a Pablo VI, quien le respondió: "¿Y usted cree que a mí me gusta ser papa?".

El obispo de Mercedes-Luján recordó un encuentro con monseñor Pironio cuando era obispo de Mar del Plata: "Viajé a Mar del Plata con los seminaristas, estudiantes de Filosofía. El nos recibió en su escritorio y allí nos habló de la esperanza. Nos dijo: ?Sepan dar razón de la esperanza. Y sean la Iglesia de la Pascua?".

Años después, ya enfermo, dijo a los jóvenes: "¡Cómo quisiera yo, al final de mi camino de fidelidad, que algún joven retomara la antorcha de la esperanza que yo ya estoy dispuesto a entregar a los que son capaces de decir sí y permanecer fieles. ¡Lo conceda el Señor! ¡Nos acompañe María!".

Volver al silencio, a la oración y a la cruz
En 1984 los médicos estaban preocupados por su salud y él escribió: "Será lo que Dios quiera. Estoy en las manos del Padre. Me siento más que nunca sereno y feliz, seguro de la presencia maternal de Nuestra Señora". La enfermedad parecía estar controlada, pero reapareció a fines de 1995. Escribió entonces: "Ahora me toca por ley natural y divina, volver al silencio, a la oración y a la cruz. Este será ahora mi mejor y más profundo modo de profecía".

Recordó el obispo que cuando en Bolonia se definió por los médicos que tenía cáncer ?"lo que nosotros imaginamos"- el cardenal se puso a llorar, tomó una estampita de la Virgen y escribió en el reverso: "Qué felicidad cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor".

En su testamento, el siervo de Dios dejó escrito: "Quiero morir tranquilo y sereno: perdonado por la misericordia de Dios, la bondad maternal de la Iglesia y el cariño y comprensión de mis hermanos? A todos les pido que me perdonen y recen por mí".+ (Jorge Rouillon)