Jueves 18 de abril de 2024

Propuestas para la resolución del conflicto en Siria

  • 20 de enero, 2014
  • Ciudad del Vaticano
La Academia Pontificia para las Ciencias celebró, el lunes 13 de enero, un encuentro a puerta cerrada en torno al conflicto en Siria con el tema: "¿Podemos permanecer indiferentes?". Participaron diplomáticos y expertos internacionales, entre ellos el exprimer ministro británico Tony Blair, el exvicepresidente egipcio Mohamed El Baradei, representantes de la Iglesia que trabajan en el terreno como monseñor Antoni Audo, de Alepo, y el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, cardenal Jean-Louis Tauran. Detener inmediatamente la violencia, empezar la reconstrucción del país e iniciar el diálogo entre las distintas comunidades, son algunas de las claves vivamente deseadas por la Santa Sede para lograr que vuelva la paz a Siria.
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La Academia Pontificia para las Ciencias celebró, el lunes 13 de enero, un encuentro a puerta cerrada en torno al conflicto en Siria con el tema: "¿Podemos permanecer indiferentes?".

Participaron diplomáticos y expertos internacionales, entre ellos el exprimer ministro británico Tony Blair, el exvicepresidente egipcio Mohamed El Baradei, representantes de la Iglesia que trabajan en el terreno como monseñor Antoni Audo, de Alepo, y el presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, cardenal Jean-Louis Tauran.

Detener inmediatamente la violencia, empezar la reconstrucción del país e iniciar el diálogo entre las distintas comunidades, son algunas de las claves vivamente deseadas por la Santa Sede para lograr que vuelva la paz a Siria.

El encuentro tuvo lugar una semana antes de la conferencia de paz sobre Siria "Ginebra 2", que está prevista que se abra el martes 22 de enero en Montreux (Suiza). El secretario general de la ONU Ban Ki-moon, la presenta como "una ocasión única de poner fin a la violencia en Siria y de asegurar el restablecimiento de la paz respondiendo a las esperanzas de los sirios".

"El mundo espera algo muy positivo de Ginebra 2, y pasos verdaderamente significativos hacia la paz", por tanto es necesario que "todos los actores de la región participen, incluido Irán, porque el acuerdo al que acaba de llegar sobre la cuestión nuclear es un paso muy positivo y se espera que sea contagioso", declaró el cardenal Tauran a Radio Vaticano.

El día después del encuentro del 13 de enero, el secretario de Estado estadounidense John Kerry fue recibido por el secretario de Estado vaticano, monseñor Pietro Parolin, y por el secretario de la Santa Sede para las relaciones con los Estados, monseñor Dominique Mamberti, lo cual indica que "la voz de la Santa Sede es verdaderamente escuchada por los líderes mundiales", confirma el cardenal Tauran.

En su opinión, "la Santa Sede es una potencia moral, hay toda una historia diplomática que evidentemente pesa, y en general es escuchada; por otra parte, la gran popularidad del papa Francisco hace que los líderes políticos estén a la expectativa, un poco admirados de esta popularidad, ¡es impresionante!".

Fruto de la reunión de trabajo surgieron también una serie de propuestas: "Alto el fuego para permitir la ayuda humanitaria; alentar el diálogo interreligioso y la tolerancia, sobre todo para poner fin definitivamente a la nueva tragedia que el papa Francisco llamó "ecumenismo de la sangre cristiana"; promover una posible Autoridad de Transición con el fin de organizar las elecciones (gobierno de unidad nacional con delegación en las fuerzas armadas y de seguridad; contrarrestar la trata de personas y la prostitución".


Informe final del encuentro que entregaron al Santo Padre
Informe dirigido al papa Francisco, titulado "Deliberaciones del Workshop de la Academia Pontificia de las Ciencias sobre la crisis en Siria y sobre las esperanzas en vista de la Conferencia de Ginebra II":

Para Su Santidad el papa Francisco:
El horror de la violencia y la muerte en Siria ha llevado al mundo a una nueva reflexión, y con ello a una nueva oportunidad para la paz. La Conferencia de Ginebra 2, que tendrá lugar el 22 de enero, permite al pueblo sirio, a la región y al mundo entero concebir un nuevo inicio y poner fin a la violencia que ha costado más de 130.000 vidas, dejando en ruinas y en el caos un hermoso país. Por lo tanto, todos debemos trabajar en armonía y confianza para trazar urgentemente un camino de reconciliación y reconstrucción.

El paso inicial y más urgente, que pone de acuerdo a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, es un alto el fuego inmediato y el fin de toda violencia: un fin sin condiciones políticas. Todos los combatientes del interior de la región deben deponer las armas; todas las potencias extranjeras deben adoptar medidas inmediatas para detener el flujo de armas y su financiación, que alimenta la escalada de violencia y destrucción. El cese inmediato de la violencia está en el interés de todos. Es un imperativo humanitario, y representa el primer paso hacia la reconciliación.

El fin de los combates debe ir acompañado del inicio inmediato de la asistencia humanitaria y la reconstrucción. Millones de sirios están en la condición de refugiados. Innumerables refugiados son alojados temporalmente en campamentos en los países vecinos. Estos refugiados sufren privaciones extremas y potencialmente letales en términos de energía eléctrica, agua potable, saneamiento, electricidad, refugio seguro, telecomunicaciones, transporte y otras necesidades humanas básicas necesarias para el buen funcionamiento de cualquier sociedad. Hagamos posible que Siria pueda llevar a cabo, con el total apoyo financiero y humano mundial, un camino de reconstrucción, uno que pueda comenzar incluso antes de que se hayan resuelto todas las cuestiones políticas y sociales.

En esta recomposición esencial los jóvenes y los pobres deben tener un papel privilegiado, con el acceso al empleo y la formación que les da las habilidades vitales para la reconstrucción. La economía siria se está colapsando y el desempleo juvenil es galopante. La reocupación de los jóvenes no sólo satisfará las necesidades materiales inmediatas, sino también las urgentes necesidades sociales y personales. De esta manera, el comienzo de la reconstrucción material puede tener un papel a los efectos de las urgentes necesidades que implica la supervivencia.

El diálogo entre las comunidades y la reconciliación también deben hacerse cargo de las necesidades urgentes de reconstrucción espiritual y comunitaria. Siria tiene una larga, compleja y maravillosa tradición de pluralismo de las religiones, etnias y culturas. La Santa Sede apoya todas las religiones y todas las comunidades de Siria, con la esperanza de un nuevo entendimiento y la recuperación de la confianza después de años de violencia entre comunidades.

Es bien sabido que la guerra en Siria ha sacado su violencia de los conflictos y la profunda desconfianza en la región. Como muchos han señalado, el conflicto en Siria tuvo que ver con frecuencia más con la rivalidad de los poderes regionales e internacionales que con los conflictos dentro de la propia comunidad siria. Por un lado, esto es prometedor. El pueblo sirio ha convivido en paz en el curso de la historia, y puede volver a hacerlo. Por otro lado, los conflictos regionales que han barrido Siria deben ser abordados con el fin de crear las condiciones para una paz duradera.

Ginebra II, con el fin de sentar las bases para la paz en la región, debe garantizar la participación inclusiva de todas las partes del conflicto, tanto dentro de la región y más allá. Es particularmente digno de mención el reciente acuerdo entre Irán y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania, para llegar a un consenso sobre el programa nuclear iraní. Este acuerdo provisional da al mundo la gran esperanza de que, al prolongado período de desconfianza grave entre Irán y otras naciones de la región y más allá, ahora puede seguirle una nueva era de confianza e incluso la cooperación. El éxito de este nuevo acuerdo también podría servir de base esencial para una paz duradera en Siria, que también sucedería en el caso de un gran avance en las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos en curso, facilitadas por los Estados Unidos.

Estas son, por tanto, las condiciones para una paz duradera: el cese inmediato de la violencia; el inicio de la reconstrucción; el diálogo entre las comunidades; los avances en la resolución de todos los conflictos regionales; y la participación de todos los actores regionales y globales en el proceso de paz de Ginebra 2. Proporcionan una base de seguridad y reconstrucción sobre la cual construir una paz duradera. En Siria también se necesitan nuevas formas de vida política con el fin de garantizar la representación, la participación, la reforma, la posibilidad de hablar y la seguridad para todos los grupos sociales. Es necesaria también una transformación política. No se trata de un requisito previo para poner fin a la violencia, sino que irá de la mano con el cese de la violencia y la reconstrucción de la confianza.

Por último, como afirmó el papa Francisco en septiembre del año pasado, durante una vigilia de oración por la paz:

Quisiera pedir al Señor, esta noche, que nosotros cristianos y los hermanos de las otras religiones, todos los hombres y mujeres de buena voluntad gritasen con fuerza: ¡La violencia y la guerra nunca son el camino para la paz! Que cada uno mire dentro de su propia conciencia y escuche la palabra que dice: Sal de tus intereses que atrofian tu corazón, supera la indiferencia hacia el otro que hace insensible tu corazón, vence tus razones de muerte y ábrete al diálogo, a la reconciliación: mira el dolor de tu hermano y no añadas más dolor; detén tu mano, reconstruye la armonía que se ha roto; ¡y esto no con la confrontación, sino con el encuentro!

Jean-Louis Tauran; Thierry de Montbrial; Gianalfonso D´Avossa; Miguel Ángel Moratinos; Antoine Audo; Jeffrey Sachs; Miguel Ángel Ayuso Guixot; Marcelo Sánchez Sorondo; Juan Pablo Cafiero; Piotr V. Stegniy; Wolfgang Danspeckgruber; Silvano M. Tomasi; Hyacinthe Destivelle; William F. Vendley ; Aleksej Dikarev; Thomas Walsh; Mohamed El Baradei; Miguel Werner; Joseph Maïla.+